domingo, 9 de marzo de 2008

LOS VIRREYES DEL PERÚ






Antonio de Mendoza
Antonio de Mendoza, (entre 1490-1493) - Lima (1552)., fue hijo de Don Iñigo López de Mendoza, segundo Conde de Tendilla y primer Marqués de Mondéjar (a la vez nieto de Don Iñigo López de Mendoza, el gran poeta), y de su segunda esposa, Francisca Pacheco Portocarrero (hija de Don Juan Pacheco, Primer Conde de Escalona).Se casó con Catalina de Vargas, hija de Francisco de Vargas, Contador Mayor de los Reyes Católicos, de la que tuvo tres hijos: don Íñigo, el primogénito, doña Francisca y don Francisco de Mendoza.

Antonio de Mendoza había ocultado la realidad de que era un diplomático, militar y político con cuarenta años de experiencia, con fases de gobierno en la Capitanía General-Virreinato de Granada, en el que la convivencia con una población mayoritaria recientemente conquistada y convertida a una nueva religión y por supuesto hostil -los moriscos- tenían a los ojos de la Corte española de la época grandes paralelismos con los indios americanos.Éste fue, sin duda, uno de los principales argumentos para el nombramiento de Antonio de Mendoza como primer Virrey americano – aunque también ayudó mucho que fuera Camarero Real en 1530 -, y su experiencia junto a los moriscos su ejemplo a la hora de afrontar el gobierno de la Nueva España- México, donde no pocas veces (en las ordenanzas, en el urbanismo, en la política económica, en los descubrimientos, en sus relaciones con la Iglesia, etc.) aplicó comportamientos aprendidos y heredados en Granada.

A pesar de ser de orígenes alcarreños, Antonio de Mendoza marchó al reino de Granada, donde su padre fue el primer Capitán General con funciones de Virrey, nombrado por los Reyes Católicos. Es en esta tierra donde los nobles y militares castellanos vivían encerrados en la Alhambra rodeados de una población cuya mayoría aplastante eran moriscos, cristianos nuevos recién convertidos, donde el futuro primer Virrey de Nueva España forjó su carácter tolerante y negociador, al estilo de su padre, don Iñigo López de Mendoza, Conde de Tendilla y posteriormente Marqués de Mondéjar (Guadalajara).

Allí aprendió el oficio de Virrey sustituyendo a su progenitor, el de regidor de cabildo, el de tesorero de la Casa de la Moneda, y las dificultades de gobierno de una población étnica y confesionalmente distinta a la suya.La identificación con los moriscos entre los Mendoza fue tal, que en 1509 su padre tuvo que recordar que cuando saliera de viaje vistiera a la castellana, señal de que lo hacía habitualmente con las vestiduras musulmanas.

El 10 de marzo de 1526 el rey decide casarse en Sevilla con la Infanta Isabel de Portugal y realizar un viaje por toda Andalucía, para conocer sus posesiones más meridionales en alza por el comercio indiano. En premio a la atención recibida por el nuevo Capitán General de Granada, D. Luis Hurtado de Mendoza, todos sus hermanos reciben grandes mercedes, el primero D. Antonio de Mendoza nombrado ese mismo año Embajador en Hungría, al año siguiente su hermano Diego Hurtado de Mendoza es nombrado Embajador en Venecia, Bernardino de Mendoza, Capitán de La Goleta en 1535, y definitivamente Luis Hurtado es intitulado Grande de España en 1530.

Fue Antonio de Mendoza el primer hombre que recibió el cargo de Virrey en un territorio americano, obteniendo el nombramiento de Virrey, gobernador, capitán general de la Nueva España y Presidente de la Real Audiencia de México, el 17 de abril de 1535. Durante su gobierno se continuaron los viajes de exploración, apoyó el viaje por mar hacía el Pacífico norte del navegante y explorador Juan Rodríguez Cabrillo .Fundó en 1535 la Casa de la Moneda en la Ciudad de México, en 1536 se empezaron a acuñar monedas de plata y cobre como las españolas, llamadas por su forma macuquinas, también se fundó el Colegio Imperial de Santa Cruz de Tlatelolco, destinado a la educación de los indios nobles, dictó ordenanzas para dar buen trato a los nativos, impulsó y ordenó la minería, inició el acondicionamiento del Puerto de Veracruz, estableció la imprenta que fue la primera de América, fundó la ciudad de Valladolid (hoy Morelia, Michoacan) y La Barca, e inició las gestiones para crear la primera universidad. Hacia 1547 ocurrió el extraño incidente de la llegada del falso Visitador, el Licenciado Vena, quien, descubierto, fue azotado públicamente y condenado a 10 años de prisión.

En 1550 el Consejo de Indias nombra a Luis I de Velasco virrey de la Nueva España, sustituyendo al Mendoza, el cual pasa a ser virrey del Perú. Llegó a Lima en 1551, permaneciendo en el cargo únicamente diez meses, pues murió en 1552; fue enterrado en la Catedral de Lima.
















ANDRÉS HURTADO DE MENDOZA
BIOGRAFÍA:
Virrey del Perú (1555-1561). Terminó con la guerra civil promovida por Hernández Girón y sometió al príncipe indígena Sayri-Tupac. Nombró a su hijo García gobernador de Chile (1556) y envió la expedición de Pedro de Ursúa a El Dorado (1559). Difundió el cultivo del olivo y concedió encomiendas.
HECHOS Y OBRAS:
1. Desarrolló una importante carrera militar, participando en la guerra de Granada.
2. Impuso su mano dura y expulso a todos los funcionarios que habían participado en los enfrentamientos anteriores entre pizarristas y almagristas.
3. Llevó una buena política social y económica.
CONTEXTO MUNDIAL
La política social y militar llevada a cabo por Hurtado de Mendoza provocó fuertes críticas, especialmente entre los exiliados, quienes elevaron sus quejas al rey Felipe II. El rey prudente consideró que la rigidez política del virrey no era conveniente en una región que aún mantenía latente riesgos de guerras civiles por lo que decidió sustituir a don Andrés por don Diego López de Zúñiga, conde de Nieva. La noticia no causó buena impresión en el marqués que falleció el 30 de marzo de 1561.




Diego López de Zúñiga y Velasco
Diego López de Zúñiga, Conde de Nieva, IV Virrey del Perú.
Diego López de Zúñiga y Velasco (Valladolid c. 1510 - † Lima 20 de febrero de 1564), Conde de Nieva, fue un Virrey del Perú.
Fue nombrado Virrey del Perú en 1561, tomando el cargo de gobernador el 17 de abril. El 14 de diciembre del mismo año ordenó a Gomez de Tordoya explorar el río Tno, y el 24 de diciembre envió en comisión a Juan Nieto a conquistar el territorio de Camaná.
En 1562 introdujo varias reformas en la capital y en el mismo año se fundó la ciudad de Santiago del Estero (actualmente en la República Argentina) bajo su dirección. En 1563 se instaló la audiencia de Quito. López fundó la ciudad de Safia, o Santiago de Miraflores, y Diego Pineda el pueblo de Chancay, antes llamado Arnedo, a donde el Virrey intentó mudar la Universidad de San Marcos con el fin de separar a los estudiantes del ruido de la capital.
Hacia el final de ese año el envió en comisión a Cristóbal de Valverde a fundar un pueblo, que fue llamado San Gerónimo de Ica. López también organizó y mejoró las escuelas para los hijos de los Indios Caciques, favoreció los monasterios, fundó parroquias y fue el primero en establecer en el Perú los ritos y ceremonias de la corte virreynal
Durante el término de su oficio ordenó y concluyó la construcción de un acueducto para proveer a la ciudad de agua potable, creó leyes para mejorar su gobierno y envió al tesoro real 651 000 ducados.
Fue asesinado en la calle de Trapitos a causa de un lío amoroso.
Fue interpretado por el actor Paul Martin en la telenovela peruana "Eva del Edén"



FRANCISCO TOLEDO
Francisco de Toledo, conde de Oropesa (1516-1582), administrador colonial español, virrey del Perú (1569-1581). Nacido en Oropesa (Castellón), era hijo del conde de Oropesa, de quien heredó el título. A los 15 años de edad entró al servicio del rey español Carlos I (emperador Carlos V). Tras combatir en las guerras mantenidas por la Monarquía Hispánica en Europa y el norte de África, el hijo y sucesor de Carlos I, Felipe II, le nombró virrey del Perú en 1568 con el fin de consolidar los derechos y privilegios reales frente a los encomenderos y poner término a las sublevaciones de los indios. Tomó posesión del cargo en noviembre de 1569, sustituyendo al virrey interino Lope García de Castro. Inició su gobierno llevando a cabo una visita al virreinato, gracias a la cual pudo conseguir información sobre la demografía del territorio y la organización administrativa incaica. El virrey Toledo es considerado el organizador del virreinato peruano, ya que estableció las bases de lo que sería el sistema colonial en el Perú, especialmente a través de las llamadas Ordenanzas del virrey Toledo, redactadas por los juristas Juan de Matienzo y Juan Polo de Ondegardo.
Durante su mandato, centralizó los aspectos esenciales de la administración colonial, reguló la encomienda y la mita, convirtiendo a esta última en una forma de garantizar mano de obra barata para distintas actividades, especialmente para el desarrollo de la actividad minera en Potosí y en Huancavelica (cuya ciudad fue fundada a instancias suyas en agosto de 1570 con el nombre de Villarrica de Oropesa). Asimismo, ordenó a la población indígena en un sistema de pueblos de indios bajo un patrón español que recibieron el nombre de reducciones.
También tuvo lugar durante su gobierno la implantación en el Perú del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, así como la fundación de una serie de ciudades tales como Córdoba de la Nueva Andalucía (actual Córdoba, en Argentina), fundada por Jerónimo Luís de Cabrera en julio de 1573; Tarija (hoy en Bolivia), erigida en junio de 1574; y Cochabamba (asimismo en la actual Bolivia), fundada en el mismo año. En 1572 puso fin a la resistencia inca en Vilcabamba y ordenó la destrucción del lugar y la captura de Túpac Amaru, quien fue degollado en la ciudad del Cuzco ante miles de indios. La muerte del inca generó la desaprobación del propio rey Felipe II, quien señaló la necesidad de desagraviar a los indios. Más tarde, Toledo luchó contra las actividades de piratas ingleses tales como Francis Drake. Finalizado su mandato en 1581, y sustituido por Martín Enríquez de Almansa, regresó a España donde falleció en 1582 en la localidad toledana de Escalona
Sus Obras:
Implantó la Mita
Mita, sistema de trabajo por turnos, que durante la época incaica se llevaba a cabo en beneficio de las autoridades incas y durante el periodo colonial se hacía en beneficio del virreinato del Perú. El sistema de la mita (`turno', en lengua quechua) existente en el incanato movilizaba grandes cantidades de mano de obra en beneficio del Estado, con ella éste ejecutaba grandes obras públicas, tales como canales de irrigación, andenes y grandes construcciones como Machu Picchu o Sacsahuamán. El inca, por su autoridad, tenía derecho a pedir mano de obra a los ayllus y disponer de ella en las labores que se consideraran convenientes, a cambio devolvía estos servicios con fiestas y bienes que repartía en determinadas ocasiones. La mita inca no implicaba un sueldo, pero los mitayos eran mantenidos por el Estado mientras trabajaban para él y siempre el inca devolvía en servicios o bienes para todo el ayllu los esfuerzos de sus mitayos.
Durante la época de la existencia del virreinato del Perú, la mita adquirió otro sentido, pues los españoles intentaron ocupar el lugar del Estado pero sin que tuviera lugar el reparto de bienes ni las fiestas de la época inca, así como tampoco se asumió la manutención del mitayo. Bajo la lógica occidental española, los gobernantes coloniales devolvían los servicios de la mita con un sueldo, pero éste era muy bajo y no permitía el mantenimiento del mitayo, así los indígenas sentían que la mita se había transformado y les resultaba sumamente dolorosa. La mita fue utilizada, bajo el virreinato del Perú, desde la segunda mitad del siglo XVI, como una forma de garantizar mano de obra barata y fija para el desarrollo de diversas actividades, especialmente en la minería. Esta prestación era temporal, realizada por turnos y con el pago de un salario. Francisco de Toledo, virrey del Perú (1569-1581), fue el encargado en 1574 de poner en práctica esta fórmula, que obligó a la permanente movilización de miles de mitayos, acompañados en muchos casos por sus familias, que abandonaban así sus trabajos agrícolas y contribuían a la despoblación de grandes áreas. Existían diversos tipos de mita: agraria (en haciendas), urbana (para la construcción de los edificios de las ciudades), de tambo (en las posadas de los caminos), obrajera (en los talleres textiles), entre otras, pero la más importante era la minera, vinculada a la producción de plata y azogue.
La mita de Potosí
La mita más conocida fue la relacionada con la explotación de las minas de Potosí (actualmente en Bolivia). La existencia del mineral de plata en el cerro de Potosí fue descubierta accidentalmente en 1545 por un indio llamado Huallpa o Guacha, y en ese mismo año se registró la primera mina, a la que el español Juan de Villarroel puso el nombre de Descubierta. A finales del siglo XVIII contaba con 5.000 bocaminas, produciendo cada año de 250.000 a 300.000 marcos de plata.
Se debían trasladar anualmente 13.500 indios, según los cálculos del propio virrey. Los turnos se establecieron por medio de periodos de trabajo de dos semanas, seguidos de una de descanso; la semana laboral iba de martes a sábado, dedicándose el domingo al descanso, y el lunes a la distribución del trabajo. Esta labor de organización la realizaron los curacas, que actuaban como funcionarios indígenas responsables de su cumplimiento. Con el paso de los años, los indios se negaban a asistir a la mita minera, en primer lugar por el riesgo del trabajo, en segundo por tener que abandonar sus tierras y finalmente por lo caro que les resultaba el traslado a Potosí, donde debido a lo ínfimo del salario debían buscar otros trabajos para poder sobrevivir. La Corona española dio una serie de leyes de protección del trabajo indígena, que establecían un periodo de siete años para cada prestación, entre otras medidas, pero fueron incumplidas de forma sistemática, hasta el punto de que a comienzos del siglo XVII estos turnos podían repetirse cada dos años. Por ello el ausentismo en la mita minera fue muy fuerte en el siglo XVII.
un peso superior a las veinte mil toneladas. A mediados del siglo XVII la producción había entrado en un claro declive, registrando cantidades muy inferiores a las de los años precedentes.
Tribunal de la inquisición
Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición ubicada en Lima, desde que esta institución fuera implantada en el virreinato del Perú por el virrey Francisco de Toledo. Junto con el establecido en el virreinato de Nueva España, era éste el único tribunal que entendía de los delitos ideológicos y religiosos en las colonias españolas de América.
El edificio tiene algunos ambientes, como la Sala de Audiencias, recubierta por uno de los más bellos artesonados mudéjares de Lima. En ella se hallaba la denominada `puerta del secreto', provista de un pequeño orificio a través del cual declaraban los acusadores, cuya identidad se mantenía en el anonimato. También, las celdas de los presos, en las que se conservan algunas inscripciones hechas por los propios reos.
Organizó en reducciones:
Encomienda americana
Encomienda americana, institución característica de la colonización española en América, que, jurídicamente, era un derecho otorgado por el monarca en favor de un súbdito español (encomendero) con el objeto de que éste percibiera los tributos o los trabajos que los súbditos indios debían pagar a la monarquía, y, a cambio, el encomendero debía cuidar del bienestar de los indígenas en lo espiritual y en lo terrenal, asegurando su mantenimiento y su protección, así como su adoctrinamiento cristiano.
Supuso una manera de recompensar a aquellos que se habían distinguido por sus servicios y de asegurar el establecimiento de una población española en las tierras recién descubiertas y conquistadas. La encomienda de indios procedía de una vieja institución medieval implantada por la necesidad de protección de los pobladores de la frontera peninsular en tiempos de la Reconquista. En América, esta institución debió adaptarse a una situación muy diferente y planteó problemas y controversias que no tuvo antes en España.
El establecimiento legal de las encomiendas o de los repartimientos de indios surgió de una Real Provisión de 20 de diciembre de 1503, en la que se establecía la libertad de los indios, su obligación de convivir con los españoles y la de trabajar para ellos a cambio de salario y manutención, junto con la obligación de los encomenderos de educar a los naturales en la fe cristiana. Este documento, elaborado con el consejo de expertos letrados, juristas y teólogos, pretendía garantizar la mano de obra necesaria para explotar las minas y asegurar el asiento de una población castellana que afianzara la colonia recién descubierta. Mostraba, asimismo, la intención monárquica de legitimar sus decisiones y de que sus actuaciones fueran “conformes a derecho humano y divino”.
Implante de reducciones
El virrey Toledo sugirió en sus ordenanzas que se debería cambiar las encomiendas que eran duramente criticadas por abuso a los indios; por las reducciones que al igual que todos los sistemas administrativos de aquella época, aseguraban la mano de obra prácticamente gratuita a favor de la colonia.
Las Reducciones eran concentraciones de la población indígena en pueblos de indios para facilitar la evangelización, controlar su producción y permitir el control fiscal. La política de concentración indígena en ámbitos rurales se inicia a comienzos del siglo XVI en las Antillas. Esta experiencia aislada se generaliza de una forma organizada a partir de 1540, como consecuencia de los numerosos abusos ejercidos por los encomenderos sobre la población indígena, tras los informes presentados por el obispo Francisco Marroquín ante el rey español Carlos I (emperador Carlos V). En muchas ocasiones estas agrupaciones se llevaron a cabo sin tener en cuenta la procedencia específica de sus miembros, que podían pertenecer a diferentes grupos lingüísticos y étnicos, con lo que se destruían las estructuras internas de las comunidades y se aceleraba la pérdida de su identidad cultural.
Para su organización se contó con la colaboración de los misioneros y los caciques, que participaron activamente, y se evitó al máximo el contacto con españoles, negros y castas, regulando su relación con estas poblaciones, a las que tenían muy limitado el acceso. El órgano de gobierno fue el cabildo, que utilizó el mismo esquema que en Castilla, con autoridades elegidas entre los vecinos. Los cargos siempre fueron ocupados por los miembros de las elites indígenas, que actuaban como gobernadores, desempeñando las funciones de jueces y alcaldes o regidores. Estos caciques accedían al cargo por herencia o por designación entre los 'principales', lo que permitió que parte de la clase dirigente prehispánica se incorporara al esquema de poder colonial. Su economía estaba basada en una producción orientada al abastecimiento de las ciudades, a través de explotaciones agrarias y ganaderas fundamentalmente. Los barrios indígenas establecidos en la periferia de las grandes ciudades como México o Cuzco, con sus propias autoridades y dispuestos en torno a sus parroquias, tenían una organización muy semejante a la de las reducciones.
Capturó a Túpac Amaru
Túpac Amaru
Túpac Amaru (fallecido en 1572), último soberano inca (1571-1572), gobernó desde Vilcabamba (la región peruana donde residieron los últimos gobernantes incas, desde Manco Cápac II). Fue hermano y sucesor de Titu Cusi Yupanqui. Cansados de los abusos a que eran sometidos, y pensando que era posible sacudirse el yugo de la dominación española, los incas se sublevaron contra la autoridad colonial e instalaron su capital en Vilcabamba, desde donde, practicando una guerra de guerrillas, acosaron durante unos años a las tropas virreinales. El Consejo de Indias dio instrucciones de que se reprimiera duramente la insurrección, y el virrey del Perú, Francisco de Toledo, envió un fuerte contingente al mando de Martín de Hurtado de Arbieto, que en 1572 tomó Vilcabamba e hizo prisioneros a Túpac Amaru y a sus colaboradores. Juzgado por alta traición fue ejecutado públicamente en Cuzco, desapareciendo con él la dinastía de los soberanos incas.
Acuñamiento de Monedas
La primera serie de monedas acuñadas en Lima y Sudamérica entre 1568 y 1570, época del arribo de Toledo al Perú. La plata provenida de Potosí llego a circular por el mundo entero. Las monedas de plata peruana fueron las que en tantas ocasiones, piratas de diversas nacionalidades buscaron robar atacando los galeones de la armada española. Con estas riquezas provenientes originalmente de Potosí, el Perú se convirtió en un polo de arrastre económico. Se conoce, por ejemplo, que la mayor parte de los productos asiáticos que traía el galeón de Manila tenían como destino el Perú.


Martín Enríquez de Almansa
Enríquez de Almansa nació en Castilla, España en una fecha desconocida. La primera acción que hizo al llegar al puerto Veracruz, fue expulsar de la isla de Sacrificios a piratas ingleses que se habían adueñado de ella. Instalado en la capital, fundó varios establecimientos de beneficencia y cultura, como el Hospital de San Hipólito y el Colegio de Santa María de Todos los Santos. Durante su gestión, se estableció formalmente el Santo Oficio de la Inquisición en 1571. Un año después, en 1572, llegaron por vez primera los jesuitas a la Nueva España, en la que abrieron el Colegio de Pátzcuaro en 1574. Tuvo diferencias con el comisario de los franciscanos. Durante su administración emprendió una salida en contra de los huachichiles, chichimecas que habían arribado hasta la ciudad de Guanajuato. Al tiempo de la grave epidemia de 1576, en la que murieron miles de indígenas, dispuso que los naturales quedaran exentos del tributo. El virrey Martín Enríquez de Almansa, al concluir su gobierno en 1580, pasó con el mismo puesto al Perú, haciéndose cargo de dicho nombramiento en mayo de 1581, y durante cuyo breve desempeño organizó el servicio de correos. Murió en 1583 en Lima.












FERNANDO DE TORRES Y PORTUGAL
(CONDE DE VILLAR DON PARDO)
BIOGRAFÍA:
Conde del Villar VII virrey del Perú. Hijo de Hernando Díaz de Torres y de Doña María Mejía Ponce de León .Era caballero de la orden de Santiago ,descendiente de la familia real portuguesa y miembro de una estirpe de antigua data en la religión de Jaén .A cerca de su juventud y formación intelectual su primer paso en la carrera administrativa debió ser la misión de corregidor que ejerció en el principiado de Asturias y posteriormente, de 1565 a 1568 tuvo bajo su responsabilidad el corregimiento de Salamanca .Su buen desempeño en ambos lugares y sus influyentes conexiones en la, corte explican que en 1576 fuera promovido al título de Conde del Villar don Pardo y que en 1578 se le designara para el importante cargo de asistente de Sevilla .Al cabo de cinco años, su gestión fue valorada muy positivamente.
El rey Felipe II , no dudo en apoyar la candidatura de Villar para uno de los gobiernos virreinales de América . El 31 de marzo de 1584, en San Lorenzo del Escorial , se firmaron la provisiones que lo investían como virrey ,gobernador y capitán general del Perú y presidente de la audiencia de Lima. Murió en el año 1592 en Sevilla.
OBRAS:
Villar intentó ordenar la administración de la real hacienda a fin de incrementar las rentas y contribuir a los crecidos gastos que demandaba la preparación de la Armada Invencible.
En previsión de las temidas incursiones de los piratas ingleses ,dispuso el armamento de algunos barcos y la fundición de cañones para la defensa de las costas.

HECHOS:
El secretario de gobernación Juan Bello puso al descubierto la conducta de sus parientes. Se comprobó que un hijo y un sobrino de Torres y Portugal admitían dinero y obsequios para influir en las decisiones gubernativas , cometían prepotentes atropellos de la ley y eran compañeros de galanteos y aventuras amorosas con señoras de la aristocracia limeña ,Esto motivo a las autoridades a enviar un visitador general al Perú que fue el licenciado Alonso Fernández de Bonilla.
En Mayo de 1590 emprendió el viaje de retorno a su patria luego de ceder las insignias de mando al virrey Hurtado de Mendoza .























Luis de Velasco (Marqués de Salinas)
(Carrión de los Condes, Sevilla; 1539- 1616)
 Obras:
- Durante su primer virreinato en Nueva España dispuso la expedición de conquista de Nuevo México por Juan de Oñate (1594).
- Virrey del Perú, hizo frente a los ataques de los piratas. Sofocó la rebelión de los araucanos en Chile (1599) e intentó, sin demasiado éxito, proteger a la población indígena.
- En su segundo virreinato en Nueva España tuvo que afrontar una rebelión de negros en Tierra Caliente. También fue nombrado presidente del Consejo de Indias.
 Hechos:
- Fue virrey de Nueva España en dos ocasiones:
De 1590 a 1595.
De 1607 a 1611.
- Virrey del Perú de 1596 a 1604.
 Contexto Mundial:
Administrador colonial español. Fue Virrey de Nueva España y de Perú.





Gaspar de Zúñiga y Acevedo









Gaspar de Zúñiga y Acevedo, V Conde de Monterrey, Virrey de Nueva España y del Perú.
Gaspar de Zúñiga y Acevedo, 5º Conde de Monterrey. Político español, Nació en Monterrey, Galicia y murió en Lima (Hacia 1560-1606).
Noble español, Gaspar de Zúñiga y Acevedo nació el hijo mayor del cuarto Conde de Monterrey, Géronimo de Acevedo y Zúñiga. Estudió en Monterrey bajo la dirección de sacerdotes jesuitas. En 1578 él entró en el servicio del Rey Felipe II. Él participó en la campaña portuguesa, donde condujo la milicia de Galicia, pagándolos de su propio bolsillo. Zúñiga también participó en la defensa del puerto de La Coruña cuando fue atacado por el corsario inglés Francis Drake en 1589.
Virrey de Nueva España
Después de presentar excelentes servicios al Estado, paso a ser Virrey de la Nueva España Él llegó a la colonia, en Veracruz, a mediados de septiembre, como el sucesor del Virrey Don Luis de Velasco y Castilla. El 5 de noviembre de 1595 él hizo su entrada solemne en la Ciudad de México, subiendo las riendas del gobierno. Cargo que desempeño desde 5 de noviembre de 1595 hasta el 26 de octubre de a 1603, en cuya fecha fue nombrado para desempeñar el Virreynato De El Perú De 1603 hasta su muerte en 1606.
Aumentó impuestos sobre los Indios, pero él, como se decía, prestaba la atención personal a los ajustes requeridos de los Indios para prevenir su explotación.
Durante su Gobierno se llevaron a cabo las exploraciones de Nuevo México y California por Sebastián Vizcaíno.
El 20 de septiembre de 1596, Don Diego de Montemayor fundó la entonces Villa de Monterrey, Nuevo León. Esta ciudad fue llamada en el honor del Virrey.
En 1597 los piratas atacaron el puerto de Campeche, asumiendo el centro de la ciudad y aterrorizando a los habitantes. Zúñiga pidió una mayor protección para los puertos. Él también movió la ciudad de Veracruz de su viejo sitio a su posición actual, que era más segura.
En 1598 Felipe II murió, y Felipe III llegó a la corona española.
En 1601 los Indios de Topia se elevaron contra el gobierno español, pero por la influencia de Idefonso de la Mota, Obispo de Guadalajara, fueron pacificados. Los jesuitas posteriormente establecieron misiones allí, en la zona Tarahumara.
Entre sus primeros actos como Virrey, fue: organizabar una expedición por tierra para explorar y colonizar Nuevo México, siguiendo una política de su precursor. Esta expedición era bajo el mando del Capitán Lope de Ulloa, que fundó la ciudad de Santa Fe, pero no encontró las Siete Ciudades legendarias de Oro de las provincias de Cibola y Quivira.
Él también envió dos expediciones para explorar la costa Pacífica de México. Sebastián Vizcaíno fue en tres barcos de Acapulco en 1596. Por esta expedición Vizcaíno fundó La Paz, Baja California, llamada así debido a su recepción amistosa por los indios. También descubrió el Cabo San Sebastián.
Una expedición posterior hecha por Vizcaíno con la misma misión, navegada el 5 de mayo de 1602 con cuatro barcos. Esta expedición fue más fructuosa. Fue fundada Ensenada, Baja California. Fue explorada la Bahía De San Diego y la Isla Catalina fue llamada. Los exploradores alcanzaron como límite al norte como la Bahía Monterey, Alta California, que Vizcaíno la llamó así en honor del virrey.
El 19 de mayo de 1603, Zúñiga y Acevedo fue llamado virrey de Perú. Él permaneció en Nueva España hasta septiembre, esperando la llegada de su sucesor, Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros.
Después de la llegada del nuevo virrey, los dos se encontraron en Orizaba, a medio camino entre Veracruz y Ciudad de México. Aquí Zúñiga recibió un festival de bienvenida, dijo que en toda una semana se gastó lo que habiese costado el sueldo virreinal de más de un año.
El nuevo Virrey asumió la administración de Nueva España en octubre, y recién el 1º de abril de 1604, Zúñiga y Acevedo se embarcó en Acapulco.
Virrey del Perú
Llegado a Paita el 24 de mayo de 1604 tras una penosa travesía que acentuó los malestares de su quebrantada salud, siguió el 14 de julio por tierra hacia Lima. Finalmente tomó posesión del gobierno, el 8 de diciembre de 1604.
Para ordenar la administración de la Real Hacienda estableció el Tribunal Mayor de Cuentas. Se esforzó por reglamentar el servicio personal de los indios; y dictó ordenanzas para algunos gremios de Lima, como los espaderos y zapateros. Pero el precario estado de su salud lo inclinó a prodigar sus demostraciones de piedad: concurrió al auto de fe celebrado el 13 de marzo de 1605; favoreció la erección de la Iglesia de la Soledad, así como las fundaciones del Monasterio de Santa Clara y de las recolecciones de frailes mercedarios, dominicos y agustinos; y con tanta largueza aplicó la renta de su cargo a la distribución de limosnas, que la Real Audiencia tuvo que sufragar los gastos requeridos por su sepelio. Murió el 16 de febrero de 1606.

Juan de Mendoza y Luna

Juan de Mendoza y Luna, III Marqués de Montesclaros, Virrey de Nueva España y del Perú.
Juan de Mendoza y Luna, (Guadalajara, España, Enero de 1571 - Madrid, ibid., 9 de octubre de 1628), de la Casa de los Mendoza, III Marqués de Montesclaros y administrador de las colonias españolas en América. Fue sucesivamente el décimo Virrey de Nueva España (1603-1607) y del Perú (1607-1615).
Juan de Mendoza y Luna era el hijo póstumo del II Marqués de Montesclaros. Fue criado por su madre, Isabel Manrique de Padilla.
Se distinguió en el servicio en el ejército del Duque de Alba en la campaña portuguesa, como un Capitán de lanceros. Para su servicio, le concedieron el honor de ser Caballero de la Orden de Santiago en 1591. Más tarde será Gobernador de Sevilla.
Virrey de Nueva España
Sirvió en el ejército con distinción en la campaña de Portugal. Fue nombrado Virrey de la Nueva España el 19 de mayo de 1603, acompañado de su esposa, Ana de Mendoza, llegando el 27 de octubre de el mismo año. Al poco de su llegada, en Agosto de 1604, una inundación asoló a la Ciudad de México, por lo que propuso el traslado de la capital a Tacubaya. Ante lo costoso del plan, pues los palacios virreinales no se podían abandonar, pues su construcción fue muy cara, ordenó una serie de obras para el desagüe de las lagunas de la Ciudad de México (desagüe de Huehuetoca, que no fue terminado hasta el mandato de su sucesor), de forma que se evitasen nuevas inundaciones. También mandó empedrar las calles de la Ciudad de México, construir un acueducto para el abastecimiento de agua potable desde las fuentes de Chapultepec al centro de la ciudad (que no sería finalizado tampoco durante su mandato) y una serie de calzadas que de la Ciudad de México llevaban a Guadalupe, San Cristóbal, San Antonio Abad, Chapultepec y otras; Terminose su gobierno en el 2 de julio de 1607, embarcándose en Acapulco, destino: Lima.
Virrey del Perú
Durante su mandato como Virrey del Perú, que comenzó desde el 21 de diciembre de 1607, fomentó la flota, mandó confeccionar el primer censo de Lima, construyó el famoso Puente de Piedra sobre el río Rímac y la Alameda de los descalzos, y se hizo conocido por su protección de los indios, por la denuncia ante el Rey de las excesivas riquezas que atesoraban las órdenes religiosas, así como por la institución del primer tribunal mayor de cuentas del virreinato. Durante su mandato (que termino el 18 de diciembre de 1615) se descubrió una mina de mercurio en Huancavélica. Después de devolver a España en el 1616 , se convirtió en Consejero de estado y de Guerra del Rey, Presidente del consejo de Hacienda, también de Aragón y un alto funcionario en el Tribunal; El Rey Felipe IV lo hizo Grande de España.








Virrey “Francisco de Borja y Aragón”
1- Biografía:
Francisco de Borja y Aragón, Príncipe de Esquilache (1581-1658). Noble, militar y escritor español. Descendiente de los reyes de Aragón. Nació en Madrid; fueron sus padres don Juan de Borja y Castro, I Conde de Mayalde y Ficalho, y doña Francisca de Aragón y Barreto.
Aprovechado en los estudios desde su infancia, se inclinó tempranamente por las artes y las letras. Por méritos familiares, fue nombrado caballero de la Orden de Montesa en 1588, así como de la de Santiago con dos encomiendas. También fue gentilhombre de cámara del rey Felipe III. Contrajo matrimonio en 1602 con su pariente doña Ana de Borja, Princesa de Esquilache y condesa de Simari.
2- Obras:
Fundó la Universidad de San Marcos en Lima.
Fundó el Colegio del Príncipe.
Fundó el Colegio de San Francisco.
Mejoró las explotaciones mineras.
Aumentó los ingresos de la Real Hacienda.
Dividió la gobernación del Río de la Plata en dos:
- La gobernación de Buenos Aires
- La gobernación de Paraguay
Ambas dependientes de ese virreinato.
3- Contexto Mundial:
A- En España:
- Reinaba Felipe III
- Se firmo la paz con Inglaterra
- Se expulsó a los moros
- Se dio la guerra de los treinta años con Francia
B- En Francia:
- Asume el poder Luis XIII
- Luis XIII tuvo conflictos con su madre, María de Médicis
- Se dio la guerra de los treinta años con España
- Fueron derrotados en la Batalla de la Montaña Blanca
C- En Inglaterra:
- Surge una nueva dinastía, los Stuart
- Reina Jacobo I
- Jacobo I sometió a los irlandeses.
- Persiguieron a los “Puritanos”



DIEGO FERNANDEZ DE CORDOVA
Biografia:
Diego Fernández de Córdoba, marqués de Guadalcázar (Sevilla, España, 1578 - Córdoba, ibid., 1630), administrador de las colonias españolas en América. Fue sucesivamente virrey de la Nueva España (1612-1621) y del Perú (1621-1629)
A lo largo de su mandato en Nueva España, terminó con la revuelta de los tepehuanes en Sinaloa y fundó numerosas ciudades, como Lerma (1613), Córdoba (1618) y Guadalcázar (1620). Construyó el Fuerte de San Diego en Acapulco y mejoró el saneamiento y el abastecimiento de aguas de la Ciudad de México, finalizando el acueducto que desde Chapultepec abastecía la ciudad. Debido a todo ello, recibió el sobrenombre del Buen Virrey.
Como virrey de Perú, reformó el sistema fiscal y acabó con las luchas entre familias rivales que ensangrentaban el virreinato. También fortificó Lima para hacer frente a los ataques de piratas. En 1629 abandonó su cargo y regresó a España, donde murió el año siguiente.






LUIS JERONIMO DE CABRERA Y BOBADILLA (CONDE DE CHINCHON)
Biografía
Don Luis Gerónimo. 4.º Conde de Chinchón, Comendador del campo de Criptana en la orden de Santiago; Alcalde y Guarda mayor de los alcázares de Segovia y su Alférez mayor: Tesorero general de la Corona de Aragón, gentil hombre de cámara del Rey, miembro de los Consejos de Aragón y de Italia, Consejero de Estado y del Supremo de la Guerra, Virrey del Perú. Nació en Madrid hijo de don Diego Cabrera Comendador de Monreal en la orden de Santiago, natural de Chinchón provincia de Madrid, Consejero de Estado y Guerra, y de doña Inés Pacheco. Don Gerónimo fue casado en 1621 con doña Ana de Osorio hija del Marqués de Astorga, y en segundas nupcias con doña Francisca Henríquez de Rivera hija de don Pedro Afán de Rivera, de la familia de los Duques de Alcalá, y de doña Inés Henríquez Condesa de la Torre. El primer Conde de Chinchón nombrado por Carlos V en 1517 fue don Fernando Cabrera y Bobadilla, célebre en la guerra contra los comuneros. El Condado de Chinchón lo compró el infante don Felipe y más tarde el infante don Luis hermano de Carlos III.
Nombrado Virrey del Perú por Felipe IV, se embarcó el Conde de Chinchón en Cádiz el 14 de Agosto de 1628 en la expedición de galeones del mando de don Fadrique de Toledo. Llegó al istmo, y de Panamá se vino a Payta. Encontró este puerto en alarma por las voces que circulaban de haber en el Pacífico buques holandeses que se esperaba apareciesen por las costas peruanas. Con este motivo le aconsejaron no hiciese por mar su viaje: pero el Virrey no dando crédito a dichos rumores que luego se falsificaron, tomó una embarcación y navegó con felicidad hasta el Callao. A su esposa la encaminó por tierra en atención a hallarse en cinta y soportó la fatiga de tan larga marcha, habiendo dado a luz un niño en Lambayeque al cual se libró después título de Marqués de San Martín de la Vega. Chinchón se posesionó del mando en Lima, el 14 de Enero de 1629. No permitió se hiciese pública recepción a su esposa que entró de noche a la capital en 19 de Abril y privadamente con el objeto de evitar gastos.
Casi once años gobernó en el Perú el Conde de Chinchón, y de esa época hay que referir sucesos muy notables habidos en los ramos administrativos, no menos que otros de gravedad y variada naturaleza. Principiaremos por los concernientes a la real hacienda y al comercio afectado en lo más íntimo con los atrasos y penurias que entonces sufría España y que dieron origen a órdenes hostiles y de perniciosas consecuencias.
Se creó por cédula de 2 de Junio de 1632 el derecho titulado «media anata» que consistía en contribuir los que obtenían un empleo, medio año de sueldos. Su producto se había de remitir íntegro al Rey sin poder tocarse ni en las mayores urgencias. El de la «mesada eclesiástica» decretado en 5 de Mayo de 1629, era una mensualidad que había de darse de la renta que entraban a disfrutar los eclesiásticos que adquirían cualquier beneficio. La exportación de lana de vicuña a pesar de hacerse en poca cantidad, fue gravada con un inconsiderado derecho para el fisco. El impuesto que se titulaba «Avería» cobrándose a todo artículo que entrara o saliera de América, y que fue establecido para atender con su producto a gastos navales, recibió un fuerte recargo, lo mismo que el de Alcabala. Estos gravámenes adicionales causaron alteraciones en el comercio y refluyeron precisamente en perjuicio de los consumidores; habiéndose fijado con el fin de reportar bajo esas formas los provechos que - se había prometido el Gobierno español, de un nuevo y general impuesto sancionado con el nombre de «unión de las armas» el cual no se atrevió el Virrey a plantearlo sin embargo de reiteradas órdenes, porque las tentativas que para ello puso en obra surtieron mal efecto, como que en ciertas provincias motivaron resistencias marcadas con hechos ruidosos y criminales.
Acerca de esto registrando las publicaciones periódicas de Madrid, encontramos entre los avisos de 10 de Enero de 1640, uno en los siguientes términos.
«Parece ser que los años pasados se le propuso al Señor Conde de Chinchón, Virrey del Perú, hiciese esfuerzo en aquellos reinos, para que se ejecutase el deseo del Señor Conde Duque, de la Unión de las armas; replicó el Señor Virrey, que no hallaba en disposición las cosas para conseguirlo: que él iba sangrándolos por otras vías y con diferentes títulos, ya de donativos, ya de empréstitos; y que tratar de la Unión sería alterarles del todo. Sin embargo le fue orden para que lo obrase, enviándole testimonios de cómo el Señor Marqués de Cadereita, Virrey de la Nueva España, lo había propuesto y conseguido en las provincias de su distrito. Con esto el Señor Conde de Chinchón trató de obedecer: propúsose en cuatro partes, en Lima, Potosí, Cuzco y Abancay. En Lima como tiene allí la Audiencia, y es corte de los virreyes tragaron el caso. En las otras tres partes no lo sufrieron: en el Potosí tomaron las armas y mataron al alcalde, al escribano y pregonero: en el Cuzco se amotinaron y dieron muerte a su corregidor don Francisco Sarmiento, del hábito de Calatrava, sobrino del Señor Inquisidor General; en Abancay le sucediera lo mismo a su corregidor don Juan Antonio Pellicer de la Sala, sino se retirara y fortificara en las casas de ayuntamiento, desde donde dio cuenta al Señor Virrey, y él en un alcance de los galeones lo escribió a España; y es la materia única de que se trata en el Consejo de Indias».
Para dar la más perentoria prueba de la situación ruinosa y desesperada en que por entonces se veía España, insertaremos otro aviso publicado en Madrid en la misma fecha de 10 de Enero de 1640, el cual contiene una providencia expoliatoria y violenta, capaz por sí sola de dar muerte al último resto de crédito y moralidad con que la nación pudiera contar.
«Los aprietos en que están las cosas de esta monarquía, obligan a que Su Majestad tome la mitad de la plata que ha venido de las indias, y la otra mitad la pague en vellón a veinticinco por ciento, como también las rentas sobre esclavos negros».
El recurso de los donativos adoptado por el Conde de Chinchón, produjo el fruto que en la generosa Lima se acopiaba siempre que alguna causa extraordinaria inducía a tentar la liberalidad de sus habitantes. Por eso el Virrey lo reiteró valiéndose de medios desusados, para que la novedad estimulase más a hacer erogaciones. Las que varias veces se reunieron, formaron sumas de alguna entidad que fueron sucesivamente enviadas a la Península. Chinchón por sí mismo hacía las invitaciones, y comisionaba a un oidor para recibir las cantidades en el acto de los ofrecimientos, evitando con esto tropiezos en la recaudación.
No dejaba de la mano el Gobierno las diligencias conducentes a la productiva negociación y venta de los empleos u oficios, que en muchos casos se prorrogaron por una o más vidas, en favor de descendientes u otras personas con las renuncias permitidas, aparte de las vinculaciones perpetuas y determinadas.
A los ministros de España en sus investigaciones para arbitrar medios de extraer nuevos recursos de la América, no se les escapó uno que -103- bien mereciera despreciarse por su ninguna importancia. Dirigieron sus miradas a las pulperías, imponiéndoles un gravamen extraordinario bajo el título de «composición». Las tiendas que en la Península se llamaban de «abacería», se establecieron en el Perú con el nombre de «pulperías» o pulquerías como se decía en México, porque en ellas se vendía la bebida conocida allí por «pulque». Eran prohibidas las pulperías en los pueblos de indios; y en las ciudades y principales poblaciones, estaba señalado su número, sin que fuera permitido abrir ninguna excedente, y tuvieron ordenanzas que dictó el virrey don García Marqués de Cañete en 1592. Se aumentó hasta cincuenta el número de esas tiendas, que antes eran sólo quince, y no podían establecerse sino en esquinas. Se impedía en ellas el expendio de pescado fresco y de vinos: el revender velas, el echar agua a la leche, el dar cosa alguna sobre prendas y el juego de cualquiera clase. Los pulperos habían de ser blancos y casados. Con el tiempo hubo muchas más pulperías, y también existían en pueblos de indios: con cuyo motivo vino la real orden de veinte y siete de Mayo de 1631, mandando que las que se encontrasen sobre el número prescrito y las demás que se abriesen, pagasen, por vía de composición a causa del atraso del Real Erario, treinta pesos cada una desde Quito hasta Guamanga, 35 en el Cuzco y lo demás del reino; a excepción de Charcas y Potosí donde se cobrarían cuarenta pesos; debiendo dar todas un semestre adelantado. Se resolvió que las licencias las concediese el Virrey: que con las pulperías de número siguiese entendiéndose el Cabildo, y con las de «composición», los alcaldes del crimen, siendo éstas de preferencia, lo que dio lugar a una justa queja del Cabildo. Según otras órdenes reales a los panaderos no se permitía tener pulperías; ni tampoco a los frailes (ley 82 libro 1.º título 14 de indias), por reputarse una grave indecencia.
Estaba mandado por orden real de 10 de abril de 1628, que los repartimientos vacantes y que vacaren, no se encomendasen sino después de pasado un año, para que los tributos que ellos rendían, se aplicaran a cubrir los gastos librados contra el ramo de «tributos vacos», que se hallaba cargado de empeños. Pero en la misma orden se determinó, que si los dichos repartimientos se encomendaban, fuese haciendo entrar en arcas lo que valiere y rentare cada uno por el primer año. Después de este arbitrio contradictorio y otros no menos extraños, se puso en vía la adquisición de un empréstito basado en la venta de juros, sin perjuicio del abono de intereses. Se dispuso del caudal existente en la caja de bienes de difuntos y de los fondos que tenían los monasterios, los cuales en 1637 pasaron a la Tesorería real. Mientras se invertían 12.500 ducados en comprar 40 halcones remitiéndose a España para las cacerías del Rey, se rebajaban los sueldos de los empleados y se suprimían gastos precisos por pequeños que fueran para que el Erario Real tuviese más remanentes disponibles.
En vez de ofrecer ensanches al comercio para que se indemnizase de los quebrantos que el mal gobierno le hacía experimentar, se le cerró el campo de las negociaciones con México prohibiéndose toda especulación respecto de ese país: providencia como otras, dañosa y no estudiada, que tendría por objeto algún plan de lucro mal entendido en aquel virreinato, y que prestó margen en el del Perú, para que se incrementase el contrabando de producciones de la China. Los trastornos y las dificultades que se tocaban en el giro mercantil, cuya prosperidad depende de la protección y garantías estables que se le aseguren, fueron tomando cuerpo hasta producir el atraso y aun la falencia de algunas casas pudientes que parecía estuviesen a salvo de semejante fracaso. De esa época data el concurso del banquero público Cueva, denominado vulgarmente -104- Juan de la Coba, y cuyos voluminosos autos no han tenido hasta ahora una conclusión definitiva.
Por real orden de 3 de Diciembre de 1631, se determinó que la tercera parte de las rentas decimales vacantes por falta de prelados diocesanos, se remitiese a España para emplearla en su destino que era repartirla en obras pías.
En el período del virrey Chinchón puede decirse que Potosí seguía en decadencia: mas para alentar a los mineros se les acordaron concesiones, que desde luego no bastaban como estímulo, cuando para reiterar sus esfuerzos en los trabajos, necesitaban recursos amplios y directos; bien que ni con éstos se mejoraría de pronto la riqueza de los metales. Se resolvió que no fuesen presos por deudas al fisco: que por ellas no estuviesen sujetas a embargo sus minas ni sus ingenios; y que el no haber cubierto sus créditos, dejase de ser embarazo para que obtuvieran cargos públicos. Respecto de Guancavelica, aunque se atravesaba una crisis ruinosa, resultante de poco cálculo en los trabajos del socavón, este contratiempo no era de tanta entidad, que amenazara la completa destrucción del mineral; no siendo dudoso volvería a su ser anterior, en activándose las obras que remediaran los trastornos sufridos. Había existentes veinticinco mil quintales de azogue, fuera del que se iba sacando de los mismos escombros. El Gobierno a pesar de las tentativas que se hacían para la reducción del derecho de quintos, sostuvo su resistencia a esta innovación tan anhelada por los mineros, porque entendía que en este ramo sufriría el fisco gran menoscabo si se fijaba el décimo.
En tanto que las ruinas de Cailloma con sus progresivas ventajas daban al Erario considerable ingreso en razón de quintos, el descubrimiento de nuevos y valiosísimos veneros, abría paso a las más fundadas y halagüeñas esperanzas. Eran así desde que uno muy notable como el de Yauricocha (Cerro de Pasco), ofreció al Perú el espectáculo de una nueva riqueza, que fue haciéndose más grandioso con las diversas minas en que se emprendieron labores de admirables resultados. Un indio llamado Huari-Capcha pastor de ovejas de la hacienda de Paria, estando con su ganado en el punto de Santa Rosa, acopió paja para fomentar la lumbre a que se acogiera en una tempestuosa noche. El fuego hizo brotar de las piedras hilos de plata que extendiéndose, causaron su asombro y contento. Pasó inmediatamente a participar tamaña nueva a don José Ugarte que se hallaba en la villa de Pasco distante dos leguas, asiento mineral entonces y cuyos habitantes trabajaban en Colquijirca. Ugarte emprendió la explotación de Santa Rosa que continuó con favorable y copioso éxito; a vista de lo cual don Martín Retuerto principió iguales tareas, formando en Luricocha el primer socavón que hubo en aquellos célebres minerales agrupados en territorio de la citada hacienda de Paria. Don José Manuel Maíz y Arcas compró en 1740 la propiedad de los herederos de Retuerto y dirigió otro socavón importante que concluyó 20 años después; unía Maíz a su inteligencia un genio emprendedor y constante que lo hacía sobreponerse a las mayores dificultades. Invirtió una gran cantidad de azogue y ninguno fue más puntual que él en pagar su importe al Rey.
La fama de las minas de que hemos tratado, se propagó de tal modo en el país, que los memorables Salcedos vinieron de Puno a explotar las riquezas de Yanacancha y Pariajirca, propiedades que más tarde pasaron a otros dominios. La extracción de metales fue incesante y se aumentó en reciente época (1816) con las máquinas de vapor traídas por Abadía y Arismendi de concierto con el gremio de mineros. Entonces funcionando en Santa Rosa, Yanacancha y Caya, se disfrutó de una boya -105- extraordinaria aunque no se profundizó el plano del socavón de San Judas más de quince varas, debiendo ser cuarenta según contrato.
Rodeada de áridos cerros y en medio de un vasto conjunto de más de quinientas minas, sin contar infinitos cortes, aparece la población del Cerro de Pasco contemporánea del progreso de aquellos minerales. Está situada en 10º 55' de latitud Sur y 75º 40' de longitud contada del meridiano de Greenwich; siendo su altura sobre el nivel del mar 5.206 varas, y su distancia de Lima 60 leguas.
En el período del Conde de Chinchón, si bien sufrió el Perú, y muy en particular su comercio, las contradicciones y perjuicios que toda la monarquía, originados por la aciaga administración y por los desastres acaecidos en el reinado de don Felipe IV, es también evidente que el descubrimiento de los importantes minerales del Cerro, fue uno de aquellos sucesos destinados a hacer patente la protección que el Perú recibía de la naturaleza, en la dispensación de sus dones y señalados beneficios.
Mediante ellos el virreinato después de llenar sus obligaciones fiscales, correspondía a la desgobernada España sus mezquinas y hostiles exigencias, sirviéndola de diferentes maneras con recursos y auxilios tan cuantiosos como repetidos y oportunos. El Virrey Marqués de Guadalcázar antecesor del Conde de Chinchón, consiguió regularizar y establecer con fijeza la salida de los caudales del Rey y del comercio que pasaban a Panamá; y a este sistema se debió que las escuadras de galeones no se detuvieran en costa firme el largo tiempo que antes, ocasionando gastos y exponiéndose a peligrosos accidentes al navegar a Europa en estación desfavorable. Despacháronse cinco grandes remesas en los 10 años que gobernó el de Chinchón. La armada que en 1639 regresaba a Cádiz al mando del general don Carlos Ibarra se dividió por un temporal, y siete galeones que se conservaron en convoy, fueron acometidos por mayor número de buques holandeses cuyo jefe era el conocido con el sobrenombre de pie de palo. El combate se empeñó con gran fiereza, de una y otra parte y pereciendo este caudillo con varias de sus naves echadas a pique, la victoria quedó por los españoles, que la alcanzaron por la bizarría y acierto de su Almirante. En las cinco expediciones de la armada de galeones, los caudales del fisco remitidos a España por el Virrey Chinchón, sumaron la cantidad de 4.520.324 ducados.
A instancias del Virrey Conde de Chinchón los habitantes de Potosí dieron en 1631 un donativo de 400 mil pesos para las urgencias del Rey. Hasta 1632 pasaba de 980 millones la plata que se había quintado4 según los libros de aquellas reales cajas. Cuando parecía regularmente cimentada la quietud pública después de las grandes alteraciones y guerras sostenidas en Potosí por los bandos de vascongados y vicuñas, la vuelta de muchos de éstos que se hallaban fuera de la provincia, encendió de nuevo la no bien extinguida hoguera, renovándose los anteriores disturbios y escandalosos asesinatos. Diéronse una batalla entrambos partidos en 1636 muriendo 48 hombres; y el corregidor don José Sáenz de Lordoy se vio en la necesidad de castigar con pena de muerte a seis de los principales perturbadores, poniendo en prisión a otros. Los agraviados se rebelaron contra la autoridad, y habría perecido Lordoy a no defenderlo los criollos imparciales, de la saña de los andaluces. Los extremeños castellanos y muchos del país tuvieron dos encuentros con los que amparaban al Corregidor, muriendo en el primero veinte individuos y 18 en el último. Revivieron los encarnizados odios con un furor que puede medirse por la duración que las nuevas contiendas tuvieron, y fue de casi 40 años con pocos intervalos de sosiego más o menos aparente o forzado. Ésta era la suerte de la soberbia de Potosí, -106- donde amontonadas inmensas riquezas se veían mezclados los más atroces crímenes con actos de espléndida beneficencia y liberalidad: limosnas de miles de pesos, erogaciones fabulosas para objetos religiosos, dotes de 500, 600 mil y de un millón de pesos; fiestas públicas cuyos gastos enormes merecían no creerse, mujeres en traje de hombres ocupadas de las armas en luchas sangrientas, y un conjunto en fin de cosas y sucesos raros y fenomenales, partos de la opulencia misma, y origen de horrorosos atentados.
Los anuncios de expediciones holandesas a las costas del Pacífico, no cesaron durante el gobierno del virrey Chinchón; y aunque no vinieron a tener efecto hasta la época de su sucesor el Marqués de Mancera, con las tentativas hechas contra la provincia de Valdivia, el Conde lejos de omitir sus preparativos por incredulidad o descuido, los hizo y con eficacia, previniéndose para la defensa del Callao. Se estimuló más a ello con las noticias de los progresos de los holandeses en el territorio litoral del Brasil. Chinchón hizo construir grandes galeras que bendijo el arzobispo Villagómez: mejoró y aumentó las fortificaciones del Callao, en especial las llamadas a proteger las naves mercantes: y como algunas antiguas obras de madera no ofrecían competente solidez, pensó en formarlas de piedra principiando el trabajo por cortarla en la isla de San Lorenzo. Ocupó en esto cuanta gente se pudo emplear, incluyéndose los reos rematados, pues ya existía presidio en aquel puerto; y obligó a todas las embarcaciones a que alternativamente condujeran ese necesario material. Dispuso el Virrey acopios y construcción de armas: que se confeccionase pólvora en gran cantidad, y que las tropas de la guarnición y las de milicias, se adiestrasen en continuados ejercicios. Hizo arreglos en la sala de armas que estaba encargada al doctor don Juan de Vega, a quien nombró protomédico en 1638.
El Virrey en varios envíos de tropa a Chile le auxilió con un total de 1.100 hombres y en 11 situados con la suma de tres millones y doscientos mil pesos. Con el Conde de Chinchón vino al Perú don Francisco Lasso de la Vega nombrado por el Rey Gobernador y Presidente de Chile: había servido con crédito en los Países Bajos: salió del Callao para su destino en 12 de Noviembre de 1629, con la primera expedición que fue de 500 soldados, y tomó el mando del ejército en Concepción el 23 de Diciembre. En 1639 (el 25 de abril) se reconoció en lugar de Lasso, al Marqués de Baydes Conde de Pedrosa, Maestre de campo y afamado en la guerra de Flandes: el 26 de Setiembre se recibió como Capitán General y Presidente de aquella Audiencia.
Tuvo el Conde de Chinchón particular esmero en hacer examinar a los pilotos de los buques mercantes acerca de sus conocimientos y obligaciones. Favoreció a los militares pobres, remunerándoles sus servicios y destinándolos también en diferentes objetos análogos a su profesión. Una banda de malhechores hostilizaba a los traficantes en la provincia de Chucuito, y dispersándose cuando les era conveniente se guarecían en la laguna. Fue preciso perseguirlos y exterminarlos, con cuyo fin envió el Virrey fuerza, como lo hizo también para someter a los chalcaquíes del Tucumán, y después para dar apoyo a las reducciones del Paraguay, que inquietaban con sus ataques y correrías los llamados mamelucos, casta perniciosa abrigada en el Brasil y que viviendo del robo, se empeñaba en cautivar a los neófitos de aquella provincia para venderlos en las haciendas de caña del vecino territorio de San Pablo.
El año de 1630 a 27 de Noviembre, antes de medio día, estando una gran parte de los habitantes de Lima entregada al regocijo de un encierro de toros en la plaza mayor, aconteció un terrible sacudimiento -107- de tierra, que repentinamente conturbó los ánimos, causando muertes y graves contusiones, aparte de la ruina de algunos edificios y maltrato de otros muchos. Este calamitoso suceso dio origen a la ferviente y nunca entibiada devoción a la imagen de la Virgen titulada del Milagro. Refiérese que a impulsos del temblor, salió del lugar que ocupaba, dando frente a su lado derecho, y que al tiempo que los religiosos de San Francisco entonaban un himno, volvió por sí sola a ocupar su anterior posición. Dando fe ellos mismos de un hecho tan extraordinario, repetían las tradiciones de otros portentos que se contaban de esa imagen de la Concepción. Los primeros frailes de aquella orden que hubo en el Perú, la trajeron de España y la llevaron al Cuzco donde dijeron que había aplacado y extinguido el voraz incendio que amenazó consumir la ciudad cuando los españoles estuvieron allí asediados por los indios. De regreso en Lima los citados religiosos la colocaron en su convento sobre la puerta que se denominó de la Concepción, donde permaneció mucho tiempo al descubierto.
Contemplando atónito el prodigio advertido el 27 de Noviembre y prestándole entero crédito el vecindario de Lima, se apresuró a dar culto a la Virgen del Milagro que fue venerada con edificante religiosidad. Muchas personas pudientes hicieron largas erogaciones para fabricar la capilla que se consagró a la imagen: toda la población concurrió con sus limosnas, y pronto se vio acabada una obra en la cual no se omitió gasto ni costoso adorno que sirviera al esplendor del pequero templo. En él quedó la Virgen del Milagro ocupando el mismo punto en que estuvo el arco antiguo o portada de la Concepción, instituyéndose la fiesta anual que le está dedicada el 27 de Noviembre. El año de 1641, se siguió una información acerca del suceso, por el notario apostólico fray Diego de Córdova. No decayó el culto por la pérdida del capital de más de cien mil pesos que reconocía el Tribunal del Consulado y que desapareció con otros muchos en la revolución de 1821.
Dos siglos habían pasado cuando el 13 de enero de 1835, la capilla del Milagro fue presa de las llamas que la destruyeron (salvándose la imagen) y entonces el inextinguible celo devoto de la ciudad de Lima, la levantó de nuevo y con no menor magnificencia, invirtiéndose en la obra cerca de cincuenta mil pesos: tiene dicha iglesia 35 varas de longitud y nueve y media de ancho.
Un descubrimiento que hará época entre los beneficios dispensados por la providencia divina a la humanidad doliente, y que nunca será aplaudido en el grado que merece, tuvo efecto en el Perú el año de 1630. Nos referimos al de la quina cuyas eficaces virtudes se hallaban ignoradas, hasta que un indio la hizo conocer al corregidor de Loja don Juan López Cañizares, instruyéndole de la fácil aplicación de ese sublimo remedio en los padecimientos febriles. El padre Velasco escribió que un indio de Quito había hecho antes aquella revelación a un jesuita en la montaña de Uritusinga, y don Pablo Herrera dice que en 1636 los indios se sirvieron de la quina para curar a un vecino de la misma ciudad de Quito. Como quiera que sea no disputaremos contra la anterioridad que indican estos autores, porque ella no se conviene con lo que leemos en crónicas admitidas en Lima, según las cuales fue el descubrimiento en 1630 y el uso de la cascarilla en esta capital el de 1631, propinándola con el mejor resultado a la Virreina Condesa de Chinchón, que padeció una fiebre intermitente que no cedía a ningún tratamiento de los muchos practicados inútilmente para restablecer su salud. Don Antonio de Alcedo natural de Quito, asienta en su Diccionario Geográfico lo mismo que acabamos de manifestar acerca del descubrimiento, agregando, -108- «que el Corregidor de Loja lo comunicó a los jesuitas que la emplearon la primera vez en unas tercianas perniciosas que tenía la Virreina; y que por eso al empezar el uso de la quina en polvos, los llamaron de la condesa».
Presentada en Roma por los padres de la compañía, dieron una porción al Cardenal de Lugo, quien la distribuía tratando de hacerla conocer. A los dichos polvos de quina se daba el nombre del cardenal; y también se llamaron de los jesuitas. Contra la quina que hasta ahora se denomina Chinchona, se extendió una fuerte oposición en Europa, y la hicieron las mismas naciones que tiempo después se esmeraron en el estudio e investigación de sus admirables propiedades. No faltó un país en que a las primeras noticias del buen éxito que tuvo en Roma, se escribiera atribuyendo la influencia saludable de la quina a pactos de los peruanos con el Diablo. En Inglaterra fue prohibido su uso. Blecni en Francia y Junquer en Alemania la desacreditaron: y en Salamanca se sostenía que «caía en pecado mortal el médico que la recetaba». La reflexión y las pruebas dieron el triunfo al precioso vegetal antifebril, acreditado también contra la corrupción, habiendo luego seguido la moda de mascarlo.
Tenemos más que decir. Con motivo de la considerable ganancia hecha en Madrid por don Miguel Rubín de Celis en la venta de una partida de cascarilla que llevó desde la Paz, el rey Carlos III en 1787 mandó se fomentase su extracción y comercio. Y a pesar de todo, en la gaceta de Madrid de 20 Noviembre de 1789, publicó el doctor don Manuel Joaquín de Ortiz, médico de Pamplona, un discurso sobre las tercianas, en el cual dijo «que la cascarilla era más perniciosa que la misma dolencia». Nos viene a la memoria con esta ocasión, la suerte que tuvo un valioso cargamento de cacao que se remitía a Europa: apresado el buque que lo llevaba fue arrojado todo al mar con el calificativo de estiércol de carneros. Y adviértase que los mexicanos lo gastaban desde antes de la conquista y que era conocido en Europa, bien que el padre Acorta y otros desaprobaron su uso.
Volvemos al Conde de Chinchón en cuya época están marcados con imperecederos recuerdos los hechos heroicos de unos religiosos franciscanos que al través de incalculables riesgos penetraron desde Quito por países remotos entre tribus de bárbaros, y por renombrados ríos, hasta entrar en el caudaloso Amazonas, surcarlo con denodado ánimo y llegar a ver coronados sus esfuerzos ingresando al Pará. En el artículo tocante al lego fray Domingo Brieba, hemos puesto en relieve los méritos de este hombre tenaz y activo: lo que pasó en su primera salida el año 1632 en compañía de cinco religiosos, cuando navegaron el Putumayo; en su segunda expedición de 1634 con tres compañeros, uno de ellos el lego fray Pedro Pecador y además cuatro resueltos españoles; y acerca del contraste que sufrieron acometidos y maltratados por salvajes teniendo que retroceder al río de San Miguel y luego volverse a Quito. Así mismo referimos lo acaecido en la tercera exploración del año 1635 a la cual concurrieron cinco franciscanos: fue entonces sometida la provincia de los «Encaballados» cuya adquisición se perdió después. Brieba con fray Andrés Toledo y seis soldados navegó cuatro meses e hizo muchos descubrimientos, hasta que por febrero de 1637 llegó al Pará y le recibió el gobernador Jacome Raimundo de Noronha.
El padre Toledo pasó a España a dar de todo cuenta al Rey. Brieba quedó allí para conducir una expedición que preparó Noronha de 47 canoas con tropa y mil indios, la cual al mando del capitán Pedro Tejeyra llegó a los ocho meses al río Payamino, población de Quijos de donde -109- marcharon los portugueses a la ciudad de Ávila, adelantándose Brieba a Quito. No fue agradable al Virrey Conde de Chinchón que éstos se hubiesen introducido por los ríos reconociendo y estudiando el país, bien que por entonces el reino de Portugal no era más que una provincia española.
Mandó el Virrey en 1638, que Tejeyra y sus soldados regresasen al Pará y que marcharan con él dos ilustrados jesuitas, los padres Artieda y Acuña, para que levantasen planos, escribiesen los pormenores del viaje y lo demás que resultase de sus reconocimientos y observaciones. Brieba, que también expedicionó con ellos, estuvo en Madrid con el padre Acuña y entregaron al Rey planos y documentos muy interesantes, dándole parte de cuanto merecía llegar a su conocimiento.
Había hecho algunos adelantos la conquista de los países comprendidos en la gobernación de Maynas, según el convenio que celebró en 1618 don Diego Vaca de Vega a quien hizo el Virrey Príncipe de Esquilache diferentes concesiones. En una de las alternativas a que estuvo expuesta la sumisión no arraigada de los indios, éstos se sublevaron en algunos puntos y en 1635 asaltaron y destruyeron la ciudad de San Borja que había fundado Vaca como capital de aquellas reducciones. Los jesuitas se hallaban consagrados con ejemplar caridad y sufrimiento, a propagar allí las doctrinas del cristianismo dando a sus afanosas tareas cuanta extensión pudo ofrecerse a sus alcances. Ellos apaciguaron a los neófitos persuadiéndolos amistosamente a que entraran en razón y se aquietaran las bandas extrañas que no se avenían con la nueva vida a que se les sujetaba. En 1638 ingresaron en la provincia de Maynas los memorables jesuitas Gaspar Cujía y Lucas de la Cueva que permanecieron muchos años avanzando terreno, llenos de celo y constancia en sus humanitarios designios: el segundo fundó el pueblo de Jeveros, reduciendo la nación de ese nombre en el Marañón y que era crecida y belicosa.
Hacia la parte de Guánuco obtuvieron ventajas el año 1631 los misioneros de la orden de San Francisco, como que lograron convertir las tribus de bárbaros que se conocían con el nombre los «Panataguas».
El año 1730 fundaron los agustinos el conventillo titulado de Nuestra Señora de Guía en las afueras de Lima, al otro lado del río. El doctor don Pedro Villagómez que desempeñaba la alta misión de Visitador de la Audiencia y Tribunales, fue consagrado en 1632 Obispo de Arequipa. Y en ese mismo año se erigió la congregación de seglares de Nuestra Señora de la O, cuyo templo existe en el interior del convento de San Pedro: congregación que ha conservado sus bienes y cuantiosa renta en medio de los trastornos públicos, invirtiéndola en objetos del culto, en asignar dotes y sostener los gastos anuales de misas que llegaban a 11.394 en 1846; celebrándose todos los días de media en media hora, con más las que se dicen en casi todos los templos de esta capital.
En el monasterio de la Encarnación ocurrió en 1633 un suceso desgraciado, que como extraño, criminal y sin ejemplo en el Perú, causó profunda sensación y al arzobispo Arias de Ugarte un serio conflicto. La monja Ana María de Frías mató a puñaladas a otra religiosa; y vacilando el Prelado con respecto al castigo que debería imponérsele, consultó el caso a Roma. La sagrada congregación de cardenales encargada de los asuntos de los regulares, resolvió en 20 de Noviembre de 1635 que dicha monja fuese encarcelada peor seis años, privada del velo por el mismo tiempo, y perpetuamente de voz activa y pasiva, con más un ayuno todos los sábados durante la prisión.
A pesar de ser el Conde de Chinchón muy discreto y detenido, no pudo prescindir de sostener el derecho regio con motivo de la provisión de -110- una permuta: el Arzobispo quería hacerla solo, porque no era nominación de nuevo beneficio: no lo consideró así el Virrey y para convencerlo se valió de un eminente jurista hijo de Lima, el doctor don Nicolás Polanco, después Oidor de Chile, quien se desempeñó con su acostumbrada prudencia. En el largo gobierno del Conde de Chinchón no se contó otro caso de desacuerdo en materias de patronato: verdad es que aquel Prelado conocía mucho sus deberes y no se apartaba de ellos.
Adjudicó el Conde de Chinchón a la recolección de Descalzos, los cerros que existen a la espalda de su convento, desde el punto denominado «Piedra lisa», hasta el conocido por «Amancaes», sin otra condición que la de dejar libre camino a Lurigancho y no impedir el corte de piedra a ninguna persona que quisiese hacerlo.
Era el Conde de Chinchón muy riguroso en cosas tocantes a la moral y a los deberes y prácticas religiosas. Daba órdenes para que la tropa y las personas que iban a viajar por mar se confesasen y comulgasen, como en aquel tiempo de largas navegaciones se acostumbraba. Prohibió se reuniesen ambos sexos en las distribuciones devotas que se hacían por cuaresma en diferentes templos: así mismo mandó en 1630, que en el Teatro estuviesen siempre separados los hombres y las mujeres; que las de la plebe no usasen ropas de seda y otros artículos de lujo: y dictó frecuentes providencias, intentando extinguir el hábito de cubrirse aquéllas el rostro. Favoreció el proyecto de establecer una casa particularmente destinada para huérfanas en Lima; y contribuyó al acrecentamiento de las rentas del hospicio de niños expósitos.
Dispensó en no pocos casos protección a los perseguidos indios. En 1633 cumpliendo órdenes del Rey, dictó algunas para que no se les obligase al servido personal. En ese mismo año rebajó el número de los que componían la mita de Potosí, dejándola en 4.115 individuas: y reencargó se pagase a los mitayos los viajes de ida y vuelta; amenazando con penas a los contraventores. Entendió en estos arreglos el diputado don Juan de Carvajal y Sande que vino de Visitador de las Audiencias y fue después Presidente de la de Charcas. Con diversos fines y para evitar lances desgraciados, prohibió a los indios el uso de armas en un decreto del año 1637.
Como los negros esclavos recién llegados, no tenían lugares a propósito para permanecer mientras se les vendía, y era frecuente se viesen acometidos de enfermedades, algunas de ellas asquerosas y de contagio, dispuso el Virrey en 1630, se construyesen por el Cabildo cuatro locales abajo del puente, apropiados para que se les alojase y asistiese: estas providencias merecieron la aprobación del vecindario. Los dueños de los negros pagaban al Cabildo un peso por cada uno, y era prohibido depositarlos en otra parte. Desde 1633 se empleaba ya bastante actividad en la construcción de fincas en ese distrito, al otro lado del río.
La extraordinaria subida en las aguas del Rimac, ocasionó en 1634 una lamentable inundación abajo del puente, inutilizando muchas casas y destruyendo la ermita denominada de las «Cabezas». Queriendo con buen cálculo evitar la repetición de esos males, determinó el Virrey formar un muro de cal y canto, con la extensión y solidez convenientes en el paraje que se conoce hasta ahora por el «Tajamar». Nombró director de esa obra al inteligente diputado don Martín de Arriola, Oidor de esta audiencia: y a fin de contar con recursos para realizarla sin gravamen del fisco, aumentó el impuesto de la sisa, haciendo cobrar dos reales por carnero y un real por la arroba de carne del ganado mayor.
El consumo de la nieve que iba creciendo con rapidez formaba ya un ramo productivo que se ponía en arrendamiento, y el subastador contraía -111- la obligación de replantar y cuidar la antigua alameda. Mas el Virrey resolvió en 1634, que aquel artículo de primera necesidad, se estancase bajo condiciones favorables a la población; sin perjuicio de conciliar la utilidad que se proponía: traíase la nieve del distrito de Huarochirí, había sido estancada por el virrey Montes-claros; pero el Príncipe de Esquilache no lo permitió después, y Chinchón hizo restablecer el estanco.
El Cabildo de Lima por producto de sus bienes propios, disfrutaba en tiempo del Conde de Chinchón la renta de 22.379 pesos. Sus gastos legales no pasaban de 20.388, incluyéndose sueldos: a cada regidor se daban quince mil maravedís y también se pagaba al campanero de la catedral la asignación que tenía por tocar la queda a las diez de la noche.
Autorizó el Virrey en 1633 la supresión del oficio de Alcalde de la Santa hermandad que se elegía anualmente, creándose el de Alcalde provincial, que remató en cincuenta mil pesos don Diego de Ayala y Contreras, y esta plaza que era vinculada, subsistió hasta la independencia, habiendo sido el último poseedor don Tomás Vallejo y Zumarán. Las ordenanzas del gremio de sombrereros de la ciudad de Lima fueron aprobadas por Chinchón en 3 de Marzo de 1632. Las de los herreros y cerrajeros por resolución del mismo de 22 de Setiembre de 1634: las de los sastres por otra de 28 de Enero de 1636, y las de alfareros en 16 de Marzo de 1637.
No hallamos qué referir en lo tocante a la instrucción pública, que parece no recibió mejoras señaladas en su fomento. Sin embargos el virrey Chinchón creó dos cátedras de medicina en la Universidad de San Marcos, dotándolas del ingreso que producía el estanco del Solimán.
Entremos ahora en reminiscencias desagradables acerca del odioso Tribunal de la Inquisición. El año de 1631 hubo un auto de fe que verificó en su capilla particular el día 27 de Febrero: penáronse tres hombres y cuatro mujeres por blasfemia y hechicería, y no hemos podido descubrir cómo se nombraban. En 1635 a 17 de Agosto, ocurrió otro auto en la misma capilla y se sentenciaron doce individuos. Se dijo que se había anticipado esta función, por lo urgente que era desocupar algunos calabozos, pues no cabían ya en la cárcel del Santo Oficio los presos, con motivo de haber sido tomadas cerca de cien personas el 11 de dicho mes. Este suceso alarmó mucho en Lima, causando asombro que entre los capturados se comprendieran algunos comerciantes a quienes se acusó de ser judíos. Uno de ellos fue don Manuel Bautista Pérez, portugués de nación, hombre acaudalado y benéfico, que a la sazón era Mayordomo del Santísimo Sacramento en la parroquia del Sagrario.
Corrió el tiempo sin que nadie pudiera conocer o explicarse, las verdaderas causas de la detención de aquellos desgraciados, ni el estado del juicio que se infería estuviese siguiéndoseles. Después de tres años y meses se anunció un auto de fe para el domingo 23 de Enero de 1639; realizose en efecto con 80 reos, y fue el más considerable y solemne que se vio en Lima. Salieron 7 individuos en caballos blancos, llevando palmas para que se distinguiese su inocencia: hubo seis mujeres penitenciadas por hechiceras, cincuenta en clase de reconciliados iban con el correspondiente sambenito. Manuel Bautista Pérez, el rico comerciante, propietario de la casa que tomó el nombre de Pilatos y de otras fincas, a quien designaban los de la religión hebrea con el nombre de grande capitán, fue condenado a morir en la hoguera. Igual fin tuvieron los comerciantes también pudientes, Antonio Vega, Antonio Espinosa, Juan Rodríguez Silva y Diego López de Fonseca. Sufrieron la misma pena, Juan Acevedo, Luis de Lima, Rodrigo Vaes Pereyra, Sebastián Duarte, Tomás Cuaresma y el cirujano Francisco Maldonado. También -112- fueron quemados los huesos de Manuel Paz Extravagante que se había suicidado en la prisión. Se cuenta que a las tres de la tarde y casi en el momento de la ejecución, se levantó un aire tan impetuoso que desprendió la lona del toldo que daba sombra al tablado; y que el cirujano Maldonado, que era Tucumano, e hijo de portugués, dijo en voz alta «que el Dios de Israel lo permitía así para verlo cara a cara en el suplicio». Al día siguiente salieron por las calles en bestias de albarda los sentenciados restantes a quienes se les dieron azotes. El proceso original existe en el archivo que se guardaba en el convento de San Agustín.
Don Antonio Poblete de Loayza, que en su viudez tomó la orden sacerdotal, trajo de España un bulto de la Virgen del Prado, y comprando un sitio frontero a su casa, edificó en él con licencia real un templo en que colocó la imagen, venciendo la oposición que se le hizo. Bartolomé Muñoz cedió un solar contiguo que fue de gran utilidad. Poblete en 1607 hizo donación de todo a la comunidad de San Agustín, con tal de que su hija doña María fuese patrona de la institución y que a ambos se les sepultase allí. Con apoyo del Cabildo eclesiástico en sede vacante fueron despojados los agustinos, y la iglesia sirvió de ayuda de parroquia del curato de Santa Ana. El fundador había fallecido en 1612. Véase el artículo Poblete.
Doña Ángela de Zárate y Recalde, Abadesa de la Encarnación, proyectó formar una recolección de Agustinas, con la casa y templo de la Virgen del Prado; mas el Virrey Conde de Chinchón negó la licencia porque faltaban recursos para ello y el Gobierno eclesiástico manifestó mucha resistencia. Doña Ángela, que tenía fortuna, se unió a otras monjas y prometieron caudal que no era suficiente: el presbítero don Jorge Andrada ofreció cuarenta mil pesos, y el español don Juan Clemente Sánchez se obligó por cincuenta mil con condiciones onerosas. Pidiose otra vez licencia queriendo suplir la falta del permiso del Rey con una real cédula de 1625, otorgada al licenciado Diego Mayuelo para fundar un monasterio de carmelitas.
El Conde Chinchón había desbaratado la capilla del Prado, y a sus expensas y con otros auxilios construyó el templo que hoy existe, en cuya obra sirvió de comisario el canónigo don Fernando Avendaño. Se invirtieron ochenta mil pesos fuera de los adornos y prendas valiosas que prodigó el Conde. Y todavía a su regreso para España, envió desde Cartagena dos grandes lámparas, blandones y candeleros de plata, vestidos para la Virgen, alfombras, etc., todo marcado con las armas de su casa, y fijó también una renta para costear el alumbrado. Pero a pesar de su extraordinaria devoción, no se atrevió el Virrey a hacer valer para que se erigiese la Recoleta de agustinas, la licencia dada por el Rey para una fundación enteramente distinta. Las monjas interesadas esperaron se ausentase el Conde de Chinchón y consiguieron de su sucesor cuanto habían deseado: el monasterio del Prado quedó establecido en 1.º de Setiembre de 1640.
El año de 1638 se estrenó la basílica de San Pablo de Lima en el colegio máximo de la compañía de Jesús. En el inmediato de 1639 falleció a 3 de Noviembre el beato Martín de Porras, mulato limeño, lego de la orden dominicana. Véase su artículo. Y en dicho año el día 18 de Diciembre, entregó el Conde de Chinchón el mando al Virrey que le relevó, don Pedro de Toledo y Leyva, Marqués de Mancera, habiendo gobernado estos reinos diez años once meses. Se embarcó para Panamá y siguiendo su viaje a España falleció su esposa en Cartagena: él murió en 28 de Octubre de 1647.
Mientras en Perú gobernaba Luis Gerónimo de Bobadilla en Francia gobernaba el conde Richeliu


Pedro de Toledo y Leiva
Pedro (Álvarez) de Toledo y Leiva, I Marqués de Mancera (Úbeda, Jaén 1585 - Mancera, Salamanca 1654). Noble, militar y XV Virrey del Perú. Hijo de Luis de Toledo e Isabel de Leiva. Tempranamente iniciado en la carrera de las armas, combatió en Italia (1600); se halló en la campaña que el príncipe Doria condujo contra Argel (1601); y al mando de cinco galeras concurrió a la defensa del estrecho (1607), atacado por los moros. Después ejerció cargos de gobierno: como miembro del Consejo Colectoral de Nápoles, gobernador y capitán general de Galicia y gobernador de Orán. Honrado entonces con el título de Marqués de Mancera (17 de julio de 1623), pasó a integrar el Consejo de Guerra; y nombrado virrey del Perú (24 de febrero de 1638), empleó más de un año en los preparativos de viaje, pues salió de Cádiz el 20 de mayo de 1639.
Tomó posesión de su cargo el 18 de diciembre de 1639, y lo entregó al Conde de Salvatierra el 20 de septiembre de 1648; de modo que rigió los destinos del Perú durante ocho años, nueve meses y dos días.
Ante las frecuentes incursiones de los piratas, y aconsejado por su experiencia militar, dispuso la fortificación del Callao (1640), la erección de fuertes en Arica y Valdivia, y aun la defensa de Buenos Aires. Introdujo el uso del papel sellado (1641). Visitó las minas de azogue de Huancavelica (1645), para reformar su administración y asegurar el aprovisionamiento del metal; intentó ordenar la explotación del mineral de Potosí. Dispuso la venta y composición de tierras, y mediante su ejecución obtuvo 2 millones de pesos para la Corona. Aunque tendió a "la conservación, buen tratamiento y alivio de los indios", reconoció que éstos tenían por enemigos a corregidores, curas y caciques, "atentos a enriquecer de su sudor", y que ninguna preocupación mostraban por obedecer las providencias dictadas para amparar a aquéllos.
Para conocimiento de su sucesor preparó una Relación del estado del gobierno del Perú (al parecer impresa en Lima hacia 1648). De vuelta en la corte, murió el 9 de marzo de 1654.

Luis Enríquez de Guzmán
Biografía
Luis Enríquez de Guzmán, 9na cuenta de Alba de Liste y marquis de Villaflor (español: Luis Enríquez de Guzmán, marqués de Villaflor de de Alba de Liste y del conde del noveno; también a veces, Luis Henríquez de Guzmán, conde de Alba de Aliste) (c llevada. 1605) era virrey de España nueva del de junio 28 de 1650 al de agosto 14 de 1653 y después de eso virrey de Perú, del de febrero 24 de 1655 al de diciembre 31 de 1661).
En España
Luis Enríquez de Guzmán era el noveno conde de Alba de Liste. Él era un teniente y oficial de policía en Zamora y alcalde de Sacas. Él también llevó a cabo otros postes en servicio de gobierno, y fue hecho un commenader del caballero en la orden de Calatrava.
En España nueva
Lo nombraron virrey de España nueva de mayo el 28 de 1648, debajo de rey Philip IV de España. Él llegó en Chapultepec, cerca de Ciudad de México, de junio el 27 de 1650, y el día siguiente recibió su oficina del Audiencia. Sin embargo, su gobierno real no comenzó hasta de julio el 3, cuando él hizo su entrada oficial en Ciudad de México.
Su realización principal como virrey era reformar el Hacienda de la colonia. Él tomó la colección de tributos y de impuestos de ventas de los funcionarios reales y estableció en lugar de otro dos tribunales para supervisar los impuestos. Esto dio lugar a un aumento considerable en el rédito, la mayoría de el cual fue enviado a España para relevar los estrechos financieros calamitosos de Philip IV.
En Perú
Como recompensa por la cantidad grande de dinero él había enviado de nuevo a España, de febrero el 22 de 1653 él fue nombrado virrey de Perú. Para resolver asuntos en España nueva, él retrasó su salida hasta agosto de ese año. Él tomó la oficina en Perú de febrero el 24 de 1655, y sirvió hasta de diciembre el 31 de 1661.
En 1657 él fundó a academia náutica de la colonia, en el hospital de Espiritu Santo en Lima.
Promovido a virrey de Perú (1655 y 1661), chocó con la Inquisición y con el arzobispo Villagómez, y reprimió una sublevación de los indios calchaquíes en la provincia de Tucumán. Así mismo, proyectó la derogación de la institución de la mita, fuente de excesos contra los indios y de su permanente malestar.

Hechos importantes
. Él tomó la colección de tributos y de impuestos de ventas de los funcionarios reales y estableció en lugar de otro dos tribunales para supervisar los impuestos. Esto dio lugar a un aumento considerable en el rédito, la mayoría de el cual fue enviado a España para relevar los estrechos financieros calamitosos de Philip IV.
En 1657 él fundó a academia náutica de la colonia, en el hospital de Espiritu Santo en Lima.
Proyectó la derogación de la institución de la mita, fuente de excesos contra los indios y de su permanente malestar



Pedro Antonio Fernández de Castro
BIOGRAFIA:
Pedro Antonio Fernández de Castro Andrade y Portugal, (Madrid, 1632 - Lima, 1672); X Conde de Lemos, VII Marqués de Sarria, Duque de Taurisano y Virrey del Perú de 1667 a 1672. Administrador y político español nacido en Madrid en 1632, fue educado para la guerra, siendo favorito de la corte cuando el Rey Carlos II lo nombra Virrey de Perú en 1666.
El 9 de noviembre de 1667, llega al puerto del Callao y hace su entrada a Lima tomando posesión de su cargo, el 21 de noviembre como nuevo Virrey del Perú.
Fue famoso en ese período al ser justiciero e inflexible, se preocupó por la pureza de prácticas religiosas. Dio impulso a la construcción de edificaciones en Lima, y Fundó algunas instituciones públicas en Lima, como una hospital para indios convalescientes y un hospicio para mujeres arrepentidas: la Casa de las Amparadas.
Decimonono virrey del Perú (1667-72). N. en Monforte de Lemos, en 1632. Descendiente de una familia de gobernantes y hombres dé Estado. Obtuvo el cargo, a la edad de 33 años, frente a 36 contrincantes. En el curso del viaje al Perú, tuvo oportunidad de formular clarividentes prevenciones a la corona sobre el peligro que entrañaba la existencia en las islas del Caribe de bases en poder de ingleses y franceses, que estaban en condiciones de atacar no solamente el área aledaña y cortar las comunicaciones por el istmo de Panamá, sino también otros puntos vulnerables del continente. A su llegada al Perú encontraría el país en un estado de intranquilidad general. El problema de mayor envergadura consistía en la sublevación promovida por unos mineros, los hermanos Salcedo, que con sus banderías habían agitado la región del sur. El movimiento amenazaba extenderse a otras regiones del virreinato. Autoritario y rígido, L. afrontó la insurrección y dirigió personalmente la campaña que culminó con la derrota de los amotinados.
Con la misma entereza resolvió la situación suscitada en Chile por las arbitrariedades del gobernador Meneses. El virrey envió a un pesquisidor y depuso a Meneses. No menos enérgicamente abordó una cuestión tan delicada como la de la mita (v.). No titubeó en declarar injusta esta forma de reclutar mano de obra, y, como primera medida, prohibió el trabajo nocturno, proponiéndose luego suprimir la obligatoriedad de esa prestación que se exigía coactivamente, sustituyéndola con jornaleros voluntarios. La iniciativa, fundada en razones humanitarias, no prosperó, pues su implantación suponía un trastorno de orden económico tan radical, que en aquellas circunstancias no era posible superar. Dentro del espíritu filantrópico que animaba su acción gubernativa, instauró una junta de desagravios a los indígenas, con la finalidad de dar curso a las quejas de los nativos y arbitrar fórmulas para aliviar su situación. Para remediar la crisis económica que afectaba a los principales yacimientos mineros, acometió la reorganización de los sistemas de explotación de las minas de mercurio de Huancavelica, con el fin de activar su producción y proporcionar primera materia tan indispensable para la amalgama de la plata en Potosí. Con la misma firmeza de que había hecho gala en otros problemas, se hizo cargo de la cuestión de las elecciones para catedráticos en la Univ. de San Marcos, con ocasión de las cuales se cometían todo género de fraudes y desórdenes populares. En 1670 ordenó suspender la provisión de todas las cátedras, hasta que la corona dictara nuevas normas y quedara garantizada la pureza de los procesos electorales. Al mismo tiempo, elaboró un plan de reforma general de la institución.
En 1671 Henry Morgan, al frente de sus piratas, invadió las costas de Chagres y saqueó la ciudad de Panamá, reduciéndola a escombros y obligando a trasladarla a otro emplazamiento. L. se apresuró a despachar un socorro consistente en l.500 soldados, 70 piezas de artillería y pertrechos. Un hecho singular bajo el mandato de este virrey fue que, durante su ausencia en el Sur del Perú para sofocar una sublevación, quedara al frente del gobierno en Lima su esposa, Ana de Castro, delegación de poderes única en los anales de la época de la dominación española. Celoso administrador de los intereses públicos, acudía en persona a vigilar el despacho de los expedientes administrativos y de los procesos judiciales. Contó con el asesoramiento de un limeño, Álvaro de Ibarra, cuyo conocimiento del país facilitó la gestión de L. En su vida íntima descolló por su intensa religiosidad; varias instituciones de asistencia social creadas durante su gobierno acreditan su preocupación por los desvalidos. Hombre más ejecutivo que deliberativo, tenía por máxima (según propia confesión) un pensamiento de su antecesor, S. Francisco de Borja: «Dios como si no hubiese medios, y medios como si no hubiese Dios». Por la energía, la decisión y la audacia en afrontar los problemas del virreinato, destaca entre los grandes virreyes del Perú. M. en Lima, en 1672.
En Lima:
A principios de los 1670s las noticias que llegaron a Lima sobre el famoso corsario inglés Henry Morgan, quien había tomado Chagres, capturado y saqueado la ciudad de Panamá motivaron a que el Virrey Fernández de Castro enviara una expedición de 18 barcos y casi 3 000 soldados, pero su arrivo a Panamá fue demasiado tarde; Morgan ya había abandonado la ciudad.
Su fe católica:
Fernández de Castro fue un católico muy devoto y cercano a los Jesuitas, uno de los cuales,el Venerable Francisco del Castillo fue su padre confesor. Ayudó no solo económicamente, sino que laboró durante la construcción de la Iglesia de Los Desamparados, cerca al puente en el río Rímac, en Lima. Frecuentemente hacía de ayudante o sacristan en la misa del Padre Francisco del Castillo.
El Conde y la Condesa también fueron importantes auspiciadores de la canonización de Santa Rosa de Lima, tanto en la Corte en España y en el Vaticano. El 12 de Febrero de 1668 Rosa fue beatificada, con una celebración oficial que se llevó a cabo el 15 de abril de ese año, en la Basílica de San Pedro, la comunicación oficial llegó a Lima el 18 de enero de 1669. El Conde y la Condesa enviaron una escultura de Santa Rosa al Vaticano (Melchor Caffa fue el escultor). Con ocasión de su beatificación, su féretro de madera fue reemplazado por uno de plata, costeado por la Condesa. Por requerimiento de la regente española Mariana de Austria, el 11 de agosto de 1670 Rose fue nombrada Patrona de las posesiones españolas en América y Filipinas. Fue canonizada el 12 de abril de 1671 por el Papa Clemente X. Rosa fue la primera nacida en América en ser consagrada como santa católica.
Durante su gobierno se produjo un hecho prodigioso al intentar borrar la imagen del Señor de los Milagros, por lo cual mandó edificar una ermita. El 14 de septiembre de 1671 se ofició la primera misa ante las altas autoridades eclesiásticas y civiles, fecha que coincide con el día de La Exaltación de la Cruz, comenzándose a difundir el culto y a llegar de diferentes lugares numerosos fieles, comenzándolo a llamar al crucificado Santo Cristo de los Milagros, o de Las Maravillas
Falleció en Lima, el 6 de diciembre de 1672. Su cuerpo fue sepultado en la Iglesia de San Pedro de Lima (entonces llamada Iglesia de San Pablo, antes de la expulsión de los jesuitas) siendo su corazón depositado a los pies de Nuestra Señora de los Desamparados, en la Iglesia que ayudó a construir. (Cuando la antigua Iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados, detrás de Palacio de Gobierno, fuera demolida en 1938 el corazón del Conde de Lemos fue llevado a la Iglesia de San Pedro y puesto en un nicho entre los altares de San Francisco de Borja y San Luis Gonzaga.)




BALTAZAR DE LA CUEVA ENRIQUEZ:

Baltasar de la Cueva Enríquez, conde de Castellar (1626-1686), administrador colonial español, virrey del Perú (1674-1678). Nació en Madrid. Hijo del séptimo duque de Alburquerque, estudió leyes en Salamanca, donde fue rector del Colegio Mayor San Bartolomé. Embajador en Venecia y Alemania y miembro del Consejo de Indias, fue nombrado en 1673 virrey del Perú. Durante su mandato, que no comenzó hasta 1674, introdujo mejoras en la administración financiera, ya que controló los movimientos del dinero de la Real Hacienda, persiguió a los defraudadores de rentas y estableció por vez primera un presupuesto en el virreinato. Además, mejoró el rendimiento de las minas, redujo el gasto público y aumentó los ingresos, por lo que pudo enviar de nuevo fondos a España. Las quejas de los comerciantes y del Tribunal del Consulado por el fallo de las importaciones provocaron su cese (1678). Absuelto en el juicio de residencia, regresó a Madrid, donde murió en 1686.
















VIRREY MELCHOR PORTOCARREO LASSO DE VEGA
Biografía
Desde muy joven sirvió como capitán de infantería, maestro de campo y teniente general de caballería. Acompañó a don Juan de Austria a Sicilia, Cataluña y Portugal (1662); estuvo en los sitios de Arrás, Conde y Saint Guillame; perdió el brazo derecho en la batalla de las Dunas de Dunquerque (1685), motivo por el cual sus soldados le llamaran: Brazo de Plata, pues usaba una prótesis de este metal.
Virrey de Nueva España
Fue ministro del Real Consejo y de la Real Junta de Guerra de las Indias y capitán general del Virreinato de la Nueva España entre el 30 de noviembre de 1686 y el 19 de noviembre de 1688. Mandó construir en la ciudad de México el acueducto que partía de la Alberca Chica de Chapultepec, al pie del cerro, recorría las antiguas calzadas de Tacubaya y de Arcos de Belén y terminaba en la fuente de Salto de Agua. La faraónica obra de 3.908 metros de longitud, repartidos en 904 arcos de mampostería, fue concluida en 1779 por el Virrey Antonio María Bucareli y Ursúa.
Con la presencia de los franceses merodeando, desde 1686, en la bahía de Matagorda ó de San Bernardo y Del Espíritu Santo, Portocarrero aceleró la pacificación de la provincia de Nueva Extremadura de Coahuila y nombró gobernador de ella, al Capitán Alonso de León, quien funda Santiago de Monclava el 12 de agosto de 1689 y cuyo nombre perpetuó el Nombre del Virrey. Éste mandó vigilar, también al Golfo de México, más allá de Tampico, pues las fuerzas del Capitán francés Robert Cavalier, Señor de la Salle, merodeaban desde el fuerte de San Luis en Matagorda.
Virrey del Perú
Se le nombró Virrey del Perú en 1689, no pudo embarcarse para El Callao sino hasta 1690, por falta de embarcaciones. Falleció el 15 de septiembre de 1705 en la ciudad de Lima.


Manuel de Oms y de Santa Pau
(Manuel de Oms y de Santa Pau, marqués de Castelldosrius; Barcelona, 1659 - Lima, 1710) Político y administrador colonial español, vigésimo cuarto virrey del Perú (1707-1710). Miembro de una familia catalana partidaria de los Borbones en la Guerra de Sucesión, desde edad temprana participó en la Corte y posteriormente fue nombrado virrey de Mallorca y embajador en Portugal. Por sus servicios a la Corona se le concedieron los títulos de primer marqués de Castell dos Rius y Grande de España en 1696.
Tres años más tarde fue nombrado embajador ante la corte francesa de Luis XIV, a quien presentó el testamento de Carlos II que legaba el trono de España a Felipe de Borbón. Por sus leales servicios en favor de la Casa de Borbón fue premiado con el nombramiento de virrey del Perú el 31 de diciembre de 1704. Su viaje se retrasó y sólo pudo zarpar de Cádiz el 10 de marzo de 1706. De Panamá se dirigió al puerto de Paita en marzo del año siguiente y entró oficialmente en Lima el 22 de mayo.
De su gobierno económico, hay que destacar el grave enfrentamiento entre el virrey y el Tribunal del Consulado de Lima, a causa de las denuncias de la responsabilidad de los navíos franceses en el incremento del comercio de contrabando. En represalia por esta actitud de acoso a un aliado de España, el virrey encarceló a un grupo de comerciantes que recogían firmas a favor de un escrito de protesta y acusó al Consulado de promover fraudes. Ante esta conducta los comerciantes limeños elevaron sus quejas a Madrid sin obtener el esperado apoyo de la Corona.
Por otro lado, el virrey despachó la armada con un cargamento valorado en cinco millones de pesos con destino a la feria de Portobelo, que recobró así su antiguo auge. La crisis de producción en las minas de Potosí y Huancavelica siguió profundizándose sin que el virrey aplicara ninguna medida importante para resolver el problema. En el segundo año de gobierno de este virrey la Hacienda Real remitió a la Corona 1.679.310 pesos, además de lo cual se conminó a los comerciantes a enviar donativos periódicos a España para financiar su guerra contra Inglaterra.
En el campo de la defensa, se tuvo conocimiento que el corsario inglés Thomas Colb había capturado en mayo de 1708 en la región del Chagres un bergantín y seis balandras que se dirigían al Perú. Poco después, en junio, la flota del marqués de Casa Alegre fue asaltada por el corsario inglés de Wager. En noviembre de 1709 las naves de otro corsario inglés, Roggiers Wodes, bloquearon el puerto de Guayaquil y cobraron un rescate de 50.000 pesos a los comerciantes para no incendiarlo. La Armada del Sur reaccionó con lentitud a tales acciones; el 16 de julio de 1709 zarparon de El Callao tres navíos al mando del general Pablo de Alzamora que retornaron al puerto sin hallar al enemigo.













Diego Ladrón de Guevara (Arzobispo de Quito)
Vino al mundo en 1641, pereciendo en Ciudad de México el 9 de septiembre de 1718. En apresurado resumen, las enciclopedias insisten en los grados que alcanzó en el Nuevo Mundo: obispo de Panamá, Huamanga y Quito, presidente de la Audiencia de Panamá y, por si ello no bastara para justificar el fervor biográfico, virrey del Perú entre 1710 y 1716.
Si destacó como alumno de la Universidad de Alcalá de Henares, no fue menos eficaz en su paso por la de Sigüenza, donde también fue profesor. La disciplina de su elección, Cánones y Leyes, preludia su futuro cometido como administrador de la Corona en América. En 1689 pasó ser obispo de Panamá y en 1695 ya era presidente de la Real Audiencia, si bien de modo interino. Luego llegó una nueva designación eclesiástica, esta vez como obispo de Huamanga, que le permitió cumplir su deseo de fundar la Universidad de San Cristóbal de Huamanga. Obispo de Quito desde 1705, cinco años después se convertía en depositario de un nuevo honor, esta vez al frente del Virreinato del Perú.
Mencionan las crónicas copiosos detalles de su mandato. Sus equilibrios contables, poco valorados por la Corona, hallaron remedio en la explotación minera. Pese a la Paz de Utrecht, tuvo que reaccionar frente a la continuada amenaza corsaria. La sublevación de los esclavos de la hacienda Huachipa de Lima también exigió dureza. Desde un marco menos amenazante, Ladrón de Guevara aprobó la reconstrucción de la Catedral de Lima y la edificación de otros templos, entre ellos el de la Buena Muerte y el Convento de Mínimos de San Francisco de Paula. Asimismo, dispuso que la Universidad de San Marcos contase con una cátedra de Anatomía. Pese a tales avances, las tiranteces con la Corona condujeron a su renuncia. Tras su muerte, ocurrida el 9 de septiembre de 1718, fue enterrado en la Catedral de Ciudad de México.



CARMINE NICOLAS CARACCIOLO
Carmine Nicolás (o Nicolao) Caracciolo, quinto Príncipe de Santo Buono1 , Grande de España (*Nápoles, 6 de julio de 1671- †Madrid, 26 de julio de 1726) fue Virrey del Perú desde el 5 de octubre de 1716 hasta el 26 de enero de 1720.
Quinto príncipe de Santo Buono, octavo duque de Castel de Sangro, duodécimo marqués de Buquianico, conde de Esquiabi, de Santobido y de Capracota, barón de Monteferrato, Castillón, Belmonte, Roca Espinalberti, Frainefrica, Grandinarca y Castelnuovo, señor de Nalbeltide y de la ciudad de Auñón, y grande de España de primera clase.





José de Armendáriz
José de Armendáriz, marqués de Castelfuerte (Ribagorza, Navarra 1670 - Madrid 1740). Militar y funcionario colonial español, XXVIII Virrey del Perú.
Empezó a servir como capitán de caballería. Durante la guerra de Flandes se halló en las batallas de Fleurus (1690) y Neerwinden (1693). Pasó a Cataluña como maestre de campo del cuerpo de dragones, y concurrió al sitio de Palamós y la campaña sobre Barcelona. Destinado a Nápoles y ascendido a brigadier, participó en la guerra de Portugal. Estuvo presente en el sitio de Gibraltar (1704) como mariscal de campo. Promovido luego a teniente general (1706), desempeñó cargos en Extremadura; comandó las tropas reales en la batalla de Lagudina (1708) y tuvo acción decisiva en Villaviciosa (1710). Fue entonces premiado con la Orden de Santiago y, en tal virtud, beneficiado con las encomiendas de Montizón y Chiclana, además de otorgársele el título de marqués de Castelfuerte (30 de junio de 1711).
Intervino en la pacificación de Aragón y el sitio de Barcelona; ejerció la gobernación de Tarragona; pasó a Cerdeña y durante la guerra de Sicilia contribuyó a la toma de Mesina y la victoria de Francavilla (1718). Era gobernador y capitán general de Guipúzcoa (1723) cuando fue nombrado Virrey del Perú.
Virrey del Perú (1724 – 1736)
Cádiz el 31 de diciembre de 1723; en Panamá desautorizó la tolerancia hacia los comerciantes ingleses y atacó a los piratas que merodeaban en las proximidades de las costas. En Lima, tomó posesión del gobierno el 14 de mayo de 1724.En 1736, entregó el mando a su sucesor José Antonio de Mendoza.



José Antonio Manso de Velasco
-BIOGRAFIA:
Nació en Torrecilla de Cameros, España, en 1688. Sus padres fueron Diego Sáenz Manso de Velasco y Ambrosia Sánchez de Samaniego. Al igual que muchos otros gobernadores del siglo XVIII, siguió la carrera de las armas, la que inició en 1705.
En 1737 fue designado Gobernador de Filipinas, pero el rey anuló ese nombramiento y dispuso que asumiera igual cargo en Chile. Manso de Velasco ocupó su nuevo puesto en noviembre de 1737 y lo ejerció hasta 1744; entonces fue ascendido a Virrey del Perú, cargo que desempeñó hasta 1761.
Una vez que salió del país vecino, paso a Cuba, donde debió enfrentar a las fuerzas inglesas que se apoderaron de la ciudad. Falleció en Granada el año. 1767.
-OBRAS:
José Antonio Manso de Velasco fue virrey del Perú desde (1745-1761), estableció varios piblados:
-(1740) fundo San Felipe.
-(1742) Nuestra Señora de las Mercedes- actual Cauquenes-, San Agustín de Talca, San Fernando y San José de Logroño- ahora conocida como Melipilla.
-(1743) San José de Buena Vista - Curicó- y Santa Cruz de Triana- Rancagua.
-(1744) San Francisco de la Selva, actual Copiapó.
-HECHOS:
-Acrecimientos del comercio colonial anidiados del siglo XVIII.
-Fundación de la villa de San Felipe de Aconcagua.
-Fundación de otras 8 villas (Los Ángeles, Milipillas, Cauquenes, entre otras)
-Rasgo de desprendimiento de presidente Manso: el rey aprueba su conducta y manda a delantar las poblaciones.
-Infructuosa tentativa para sacar un canal del río Maipo.
-Deja don José de manso el gobierno de Chile para ser el Virrey de Perú, sus últimos años y muerte.
-DATOS EXTRAS:
Terremoto de Lima de 1746
El 28 de octubre de 1746, a las 22H30, mientras gobernaba el Perú este virrey, se produjo uno de los más grandes terremotos que azotaron Lima y Callao; por lo menos, el que más muertes produjo. Los testigos difieren en cuanto a la duración del evento, pues unos dicen que fue de tres minutos y otros que hasta seis.
Ahora se calcula que su intensidad fue de 10 u 11 en la escala modificada de Mercalli.
Las réplicas, por centenares, continuaron en los dos meses siguientes. En Lima, de 60.000 habitantes, perecieron 1.141; y en el Callao, una enorme ola, de alrededor de 17 metros de altura, se introdujo cinco kilómetros tierra adentro y mató a aproximadamente 5.000 personas, pues apenas se salvaron 200.
En Lima sólo quedaron 25 casas en pie.
La nocturnidad del sismo, al sorprender a la población en sus casas, contribuyó a aumentar las muertes.
Las secuelas de este terrible terremoto fueron el hambre y el miedo.
-DINASTIA:
José Antonio Manso de Velasco perteneció ala dinastía borbónica, uno de cuyos objetivos era aumentar el control que el Estado ejercía sobre la sociedad.


MANUEL AMAT Y JUNIET
Manuel Amat y Juniet Biografía:Manuel de Amat y Juniet o Manuel de Amat y Junyent (Vacarisses, Barcelona, 1704 — Barcelona, 1782). Militar y administrador colonial español. Gobernador de Chile (1755-1761) y Virrey del Perú (1761-1776).Nació en el seno de una aristocrática familia catalana. Hijo de Josep de Amat y Planella (marqués de Castellbell) y de María Junyent y Verges (marquesa de Castell Manyà).Demostró tener dotes castrenses desde muy joven, participando ya en 1719 en acciones bélicas contra los franceses en Aragón. A los 17 años ingresó en la Orden de Malta y marchó a la isla como caballero permaneciendo en ella cuatro años. Sirvió en las guerras de África y por ello obtuvo el mando del Regimiento de los Dragones de Sagunto.Se destacó en la batalla de Bitonto (Reino de Nápoles, 25 de mayo de 1734) con el contingente que al mando del conde de Montemar derrotó a las tropas austríacas de Visconti y Traun, en la guerra de sucesión de Polonia. Asimismo sobresalió en el asedio de Gaeta (1734). En su carrera militar llegó a alcanzar el grado de mariscal de campo.Sucedió como Virrey del Perú en 1761 a José Antonio Manso de Velasco, conde de Superunda, que había gobernado desde 1745. Fue reemplazado en 1776 por Manuel de Guirior, marqués de Guirior. Obras:Durante su período de gobierno al frente del Virreinato del Perú hizo varias obras de infraestructura en Lima. Quizá las más famosas sean la Alameda de los Descalzos y el Paseo de Aguas en el actual distrito del Rímac. La tradición dice que dichas obras las hizo en honor a su amante Micaela Villegas, más conocida como La Perricholi, que vivía en la Quinta Presa en el mismo distrito.Teniendo conocimiento de los descubrimientos de James Cook en la Polinesia, organizó tres expediciones a las Islas de la Sociedad.Patrocinó la construcción de la nueva Iglesia de Las Nazarenas, la misma que inauguró en enero de 1771.Pasó a América cuando en 1755 fue nombrado Gobernador y Presidente de la Audiencia de Chile. Recorrió todo el país y mandó construir varias fortificaciones en la costa y en la frontera mapuche (por ejemplo, Santa Bárbara) y fundó poblaciones junto a ellas como Talcamávida, Hualqui y Nacimiento. Convocó parlamentos con los mapuches, primero en el Salto del Laja (1758) y después en Santiago (febrero de 1760), con el fin de garantizar la seguridad de las comunicaciones entre Concepción y Chiloé, pero finalmente sólo consiguió un acuerdo parcial.En Santiago emprendió importantes obras públicas y tareas administrativas, como la prolongación de los tajamares del río Mapocho, un mercado en la Plaza de Armas, la reestructuración de la Real Universidad de San Felipe (1757), y la organización, el 12 de octubre de 1758, del primer cuerpo de policía chileno, el cual se llamó "Dragones de la Reina", denominación que mantuvo hasta 1812 cuando pasó a llamarse "Dragones de Chile". Pidió que se le hiciera un Juicio de Residencia, del cual salió favorecido.

GOBIERNO DEL VIRREY MANUEL GUIRIOR
(1776-1780)

Antes de llegar al Perú, ejerció el cargo de Virrey de Nueva Granada durante cuatro años. Recibió con beneplácito su traslado al Perú, llegando a Lima a mediados de 1776.

Apenas instalado en el palacio recibió la noticia de la creación del Virreinato del Río de la Plata, hecho que afectó notablemente la economía peruana. Todo el rico Alto Perú, incluyendo los corregimientos de Puno, pasaron a poder de Buenos Aires. Además, Lima fue obligada a financiar los gastos de la instalación del nuevo Virreinato.

En 1777 llegó a Lima José Antonio de Areche, Visitador General de la Real Hacienda y Tribunales del Reino, con la expresa misión de aumentar las rentas de la Corona y sanear la administración pública. El Visitador incrementó las alcabalas, creó las aduanas terrestres y empadronó a los mestizos para que paguen tributo como los indios. Su maneras autoritarias y su menosprecio por los funcionarios criollos le valieron serios enfrentamientos con el Virrey Guirior. El Visitador emprendió una campaña e desprestigio contra Guirior ante la Corte, logrando su destitución en 1780.

El incremento de los impuestos y los repartos mercantiles de los corregidores ocasionaron muchas rebeliones en diversas provincias como Chumbivilcas (Cusco), Huamalies (Huanuco), Huaylas y Conchucos (Ancash). Las agitaciones y protestas se propagaron en todo Arequipa y en el Cusco se descubrió la Conspiración de los Plateros, dirigidas por Lorenzo Farfán de los Godos y Bernardo Tambohuacso, el cacique de Písac. Las autoridades reprimieron a sangre y fuego todos estos movimientos rebeldes donde estaban involucrados indígenas, mestizos y criollos; todos afectados por las reformas fiscales implementadas por Areche y auspiciadas por la Corona.

Uno de los hechos más importantes del rey Carlos III fue la liberalización del comercio colonial. El decreto de Libre Comercio de 1778 legalizó el tráfico mercantil entre trece puertos españoles y 22 puertos americanos. El objetivo era favorecer el crecimiento económico de las regiones descuidadas por las viejas rutas monopólicas y convertirlas en nuevas fuentes de materias primas y mercados para las manufacturas españolas.

El comercio entre la metrópoli y las colonias se quintuplicó en una década. En América los más favorecidos fueron los mercaderes afincados en Buenos Aires y Valparaiso. Aunque el libre comercio fue resistido por los comerciantes limeños, no significó la destrucción de la importancia comercial del Callao o de Lima.









Según Jhon Fisher, aún con la fuerte competencia de los bonaerenses y chilenos, el Perú mantuvo su hegemonía comercial en Amércia del Sur hasta el ocaso de la etapa colonial. A pesar del gran crecimiento mercantil de otros puertos sudamericanos, el Perú controló casi el 15 º/o de las exportaciones a España, superando al Río de la Plata que tenía el 12 º/o, y a Venezuela con el 10 º/o.







Como ya mencionamos, los reyes borbones favorecieron las expediciones de carácter científico a las colonias. En 1778 echó anclas en el Callao el navío "El Peruano" que traía a los renombrados naturalistas Hipólito Ruiz y José Pavón acompañadosde otros sabios ilustrados españoles. El objetivo era hacer estudios botánicos, zoológicos y minerológicos en el Perú y Chile.

Después de diez años de intensas investigaciones los científicos retornaron a España llevandose 53 cajones con especies vegetales y animales, 800 dibujos. Ruiz y Pavón luego publicaron en España la famosa obra "Flora peruviana et chilensis".

En 1780 el virrey Guirior fue relevado de su cargo y tuvo que regresar a España, para beneplácito del poderoso visitador Areche. El mismo año desembarcó en el Callao el sucesor, Agustín de Jauregui.

AGUSTÌN DE JÀUREGUI
Biografía:
Nació en Lecaros, Navarra, España, en 1811, y murió en Lima en 1784. Sus padres fueron Matías de Jáuregui y Juana María de Aldecoa. A los 25 años ingresó a la carrera de las armas, que lo llevó a prestar servicios en Cartagena de Indias, ciudad atacada por los ingleses en 1740. Además sirvió en los distintos destinos militares de Honduras, Puerto Rico y La Habana. En 1772, cuando residía en España, fue nombrado Gobernador de Chile por Carlos III. En octubre de ese año se embarcó hacia este país junto a su hijo Tomás, vástago de su matrimonio con María Luisa de Aróstegui Basave-natural de La Habana, con quien se había casado en aquella ciudad-, la que permaneció en España. Además de Gobernador en Chile, Jáuregui fue Virrey del Perú desde 1780 hasta su muerte.
Obras:
Agustín de Jáuregui dejó la gobernación de Chile en 1780, cuando fue nombrado Virrey del Perú, cargo que desempeñó hasta su muerte. A su arribo a la capital virreinal se le ofreció una recepción, correspondiéndole a José Baquíjano, uno de los intelectuales más destacados de la historia del Perú, pronunciar un discurso en elogio del nuevo vicegobernante. Como Virrey, Jáuregui debió enfrentar el movimiento rebelde encabezado por José Gabriel Condorcanqui, más conocido como Tupac Amaru, que pretendía establecer reivindicaciones para los indígenas peruanos.
Contexto Mundial:
1780:
• Sublevación de los indios mandados por el inca Tupac Amaru II.
• Publicación de la 1ª edición del Diccionario de la lengua española. (ver RAE).
• Gran Huracán de 1780 - El segundo huracán con mayor cantidad de víctimas (más de 11,000), después del Huracán Mitch en 1998.

1781:
• Frederick William Herschel - Descubrimiento de Urano.
• En el marco de la Guerra de Independencia de Estados Unidos, la aldea de Richmond (Virginia) se incendia por el bombardeo de la Armada británica capitaneada por Benedict Arnold.

1782:
• Carlos III de España, recupera Menorca de manos de los ingleses, pero fracasa frente a Gibraltar.
• Estados Unidos: el Congreso aprueba el diseño del emblema de la nación: el Sello de Estados Unidos
• Peter Jacob Hjelm descubre el molibdeno

1783:
• España reconoce la independencia de los Estados Unidos.
• Se producen violentos terremotos en Sicilia y Calabria (Italia)



Teodoro de Croix
Biografia:
Teodoro Francisco de Croix Heuchin (Lille, Flandes, 30 de junio de 1730 - †Madrid, España, 8 de abril de 1792) fue un aristócrata y militar flamenco al servicio de España, que ejerció el cargo de Virrey del Perú desde 1784 hasta 1790.
Nació en la ciudad de Lille (entonces en los Países Bajos españoles y actualmente en Francia). A los 17 años entró al servicio del rey de España como alférez de granaderos. Llamado por su tío Carlos Francisco, virrey en Nueva España. Pasó al Nuevo Mundo, donde fue gobernador de Acapulco. En 1784, se le nombró virrey del Perú, donde descentralizó el gobierno con la creación de siete intendencias.. Adoptó medidas rigurosas contra las ideas enciclopedistas revolucionarias. Fortaleció las costas y colaboró en la creación de la Junta Superior de Comercio y el Tribunal de Minería (1786). Tras su relevo y vuelta a España, en 1790, pasó a ser coronel de las Guardias Valonas.

Obras:
• Creó el Anfiteatro Anatómico e inició el Jardín Botánico de Lima
• Creación de siete intendencias
• Inició el Jardín Botánico de Lima

Francisco Gil de Taboada y Lemos
(1733-1809)
Militar y marino español, 9º virrey de Nueva Granada (1789), 32º virrey del Perú (1790-1796) y 11º capitán general de la Real Armada Española fue un noble, político. Nació en Santa María de Soto Longo, en tierras gallegas. En 1752, ingresó como cadete en la Marina, donde ascendió navegando hasta capitán de navío. En 1788, fue nombrado virrey de Nueva Granada, cargo que ocupó al año siguiente, el mismo en que se le designó virrey de Perú. En este virreinato, se distinguió más por su apoyo a los ambientes artísticos, científicos y literarios que como militar. Propició la aparición del diario El Mercurio Peruano (1791), fundó la Academia de Bellas Artes, a la vez que perseguía la difusión de las ideas revolucionarias francesas, prohibiendo la divulgación de los Derechos del hombre. Creó un centro de anatomía y un hospital, impulsó la escuela de náutica y elaboró el primer censo de población. También reincorporó la Puna al virreinato. Tras su regreso a España (1796), fue nombrado ministro de Marina (1805), entre otros cargos. Miembro de la Junta de Gobierno a la marcha de Fernando VII (1808), se opuso a Joachim Murat y al gobierno francés de José I Bonaparte. Falleció en Madrid en 1809.
• Vida y obras de Francisco Gil de Taboada:
A los 16 años de edad se convirtió en caballero de San Juan de Jerusalén, orden en la que llegó a ser Gran Cruz y bailío, comedador de Porto Marín y prior del Serenísimo Infante don Pedro.
Sentó plaza de Guardiamarina en la Compañía del Departamento de Cádiz el día 27 de octubre del año 1752. Fue ascendido a alférez de fragata el 23 de diciembre de 1754, a alférez de navío el 12 de abril de 1760, a teniente de fragata, el 18 de abril de 1765, y a teniente de navío, el 3 de septiembre de 1767. Durante estos mandos estuvo embarcado en diferentes buques, haciendo cruceros por el Mediterráneo y los océanos, Atlántico y Pacifico.
Ascendió a capitán de fragata el 22 de octubre del año de 1770; con este mando se le nombró gobernador de las islas Malvinas, pero no llegó a desempeñar su cometido por haber sido ascendido a capitán de navío el 17 de febrero de 1776, siendo nombrado capitán de la recién creada Compañía de Guardiamarinas del Departamento de El Ferrol, cargo que desempeñó durante algunos años.
Fue ascendido a brigadier el día 19 de junio del año 1781, siguiendo en el cargo anterior; a jefe de escuadra, el 21 de diciembre de 1782 y a instancias de Antonio Valdés, ministro de Indias, a finales de 1788 fue nombrado virrey, gobernador y capitán general del nuevo reino de Granada y presidente de la audiencia de Santa Fe. Ascendió a teniente general el día 4 de marzo de 1789.
Con este grado, pasó en el año 1790 a virrey del Perú y presidente de la audiencia de Lima. A su regreso a España pasó con éxito por los juicios de residencia donde unos secretarios y un tribunal especial analizaban todas las finanzas de su gobierno como tal virrey, con arreglo a lo establecido en las Leyes de Indias; en estos juicios nada quedaba sin investigar, hasta cuadrar el último real, llegando el caso de durar varios años.
Fue nombrado consejero del Supremo de Guerra y, sin dejar este alto cargo desempeñó otros, también importantes, del ramo de la marina. En el año 1799 fue nombrado director general de la Armada, primero con carácter interino y después en propiedad. El 6 de febrero de 1805, al ser designado el general Domingo Grandallana para el mando de la escuadra de El Ferrol, se encargó interinamente a Gil de Taboada de la secretaría de Estado y del departamento de Marina.
Por real decreto del día 9 de noviembre del mismo año, fue ascendido a capitán general de la Real Armada. Se considera en el decreto que por sus méritos debe de ser ascendido: al tiempo que S. M. premia el mérito de los combatientes de la escuadra del general don Federico Gravina. Se le confirmó en propiedad, como ministro de marina, por real decreto del día 22 de abril de 1806. También siguió desempeñando la dirección general de la Armada hasta 1807, en que se dispuso que en sustitución de dicho cargo se crease el empleo de inspector general de Marina.
Ejerciendo todos estos altos cargos sobrevino el Motín de Aranjuez y los graves sucesos que le siguieron, entre ellos la abdicación del rey Carlos IV, en su hijo Fernando VII. Gil de Taboada, como los demás ministros, fue ratificado en el ejercicio de su cometido y en él continuó hasta la salida del rey hacía Bayona. Para actuar durante la ausencia del monarca se formó una junta, compuesta por los ministros y presidida por el infante don Antonio, tío de Fernando VII.
El conde de Toreno, en su comentario sobre la junta, se expresa de la siguiente manera: Continuó al frente de la marina don Francisco Gil de Taboada y Lemos, anciano respetable, de carácter entero y firme. Esta cualidad pronto hubo de manifestarla oponiéndose al deseo del gran duque de Berg de que le fuese entregado Godoy, que se hallaba confinado en el castillo de Villaviciosa para ser sometido al fallo de un tribunal. Previendo que la junta de ministros pronto sería anulada por la presión de los invasores, Gil de Taboada lanzó la idea de que fuese sustituida por otra, reunida fuera de Madrid.
Cuando los franceses obligaron al infante don Antonio a salir hacía Bayona después de la explosión popular del 2 de Mayo, escribió a Gil de Taboada una carta instándole a que la junta siguiese por los mismos cauces trazados, para evitar males mayores.
Pero el día 4 Murat quiso presidirla, asistiendo algunos de los miembros, que al fin cedieron. No así Gil de Taboada, que se mantuvo firme, presentando su dimisión y retirándose a su domicilio.
Al ser evacuado Madrid por los franceses después de la victoria española sobre los ejércitos imperiales de Bailén, juró de nuevo su cargo Gil de Taboada el día 29 de septiembre de 1808, en Aranjuez, donde se reunió la Junta Central como depositaria del poder supremo de la nación durante la ausencia del Rey.
Cuando entraron de nuevo lo ejércitos franceses en la capital de la nación, Madrid, se instó a que pasase a prestar juramento ante el rey intruso José Bonaparte. Se negó a ello con entereza, quedando expuesto a las represalias, ya que su avanzada edad; era octogenario, le impedía fugarse.
Aunque algunos ministros del corso instaron al monarca a que persiguiese a Gil de Taboada, el Rey se negó, prohibiendo se molestara a tan valiente anciano. Cuando el año siguiente, 1809, falleció tan heroico patriota, la guarnición francesa de Madrid, le tributó los honores fúnebres que le correspondían por su alta dignidad.
• Contexto Mundial:

-En 1770 mientras Francisco Gil de Taboada ascendió a capitán de fragata en ese año.
En Estados Unidos se daba en marzo de 1770 la denominada matanza de Boston, en la que tropas británicas acabaron con la vida de cinco colonos de esta ciudad.
-En 1776 mientras Francisco Gil de Taboada nombrado como capitán de la recién creada Compañía de Guardiamarinas del Departamento de El Ferro se daba el Virreinato del Río de la Plata, entidad político-administrativa establecida por España en, durante su dominio colonial en América, que comprendía los territorios de Buenos Aires, Paraguay, Tucumán, Potosí, Santa Cruz de la Sierra, Charcas (Alto Perú) y Cuyo, constituyendo una vastísima área ocupada en la actualidad por los estados de Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, el sur de Brasil y una franja en la costa tropical de Chile
-En 1789 mientras Francisco Gil de Taboada ascendió a teniente general en Francia se estaba dando la Revolucion Francesa cuando 1.200 diputados formaron los Estados Generales en Versalles tras lo ocurrido el químico francés Antoine Laurent de Lavoisier publicó el Tratado elemental de química en 1789 e inició así la revolución de la química cuantitativa en el mismo año.
-En 1790 cuando Francisco Gil de Taboada paso al grado de virrey del Perú y presidente de la audiencia de Lima en:
Haití se daba la revuelta de los esclavos haitianos cuandola población de la isla se podía dividir en tres grupos diferentes, cada uno de ellos integrado a su vez por diferentes subgrupos
En el mismo año LUIS XIV tras el pasado 14 de julio de 1789 cuando el pueblo parisino asaltó La Bastilla y retuvo a la familia real en el palacio de las Tullerías. Los monarcas, junto con sus hijos, intentaron huir a Austria en junio de 1790, pero fueron capturados y enviados a París. Luis juró obediencia a la nueva Constitución francesa en julio de 1790, pero siguió conspirando en contra del gobierno
-En 1799 cuando el virrey fue nombrado director general de la Armada, Francia quedó bajo el dominio de Napoleón, coronado emperador de Francia en 1804 con el nombre de Napoleón I Bonaparte. Estos enfrentamientos militares fueron una continuación de las guerras mantenidas por Francia en Europa durante la Revolución Francesa
-En 1805 tras ser designado el general Domingo Grandallana para el mando de la escuadra de el Ferrol en Francia se reanudaron las Guerras Napoleónicas.
En Estados Unidos se daba la Gerra Tripolitana que era un conflicto mantenido entre 1801 y 1805 por Estados Unidos y el estado norteafricano de Trípoli (actualmente en Libia), la guerra finalizó en 1805, cuando el capitán William Eaton, al mando de 500 hombres, conquistó la ciudad tripolitana de Derna.
FRANCISCO GIL DE TABOADA:






















Gabriel Miguel de Avilés
Gabriel Miguel de Avilés y del Fierro (Vic, Barcelona, Cataluña, 1735 — Valparaíso, Chile, 1810), militar y político español. Gobernador de Chile (1796–1799), Virrey del Río de la Plata (1799–1801) y del Perú (1801–1806).
Era hijo de José de Avilés Itúrbide, coronel de dragones y corregidor de Vic (1728–1744), y de Isabel del Fierro Brito. Al igual que su padre siguió la carrera militar y en 1767 fue nombrado capitán del regimiento de Dragones de la Reina.
En 1768, con el grado de sargento mayor, es destinado a Perú. En 1771 se le designa sub-inspector para la instrucción de las milicias de caballería, aunque en la práctica actúa como director de las tropas. En 1776 obtiene por Real Orden el grado de coronel.
Desde 1780 Avilés habrá de enfrentarse a las sublevaciones encabezadas por José Gabriel y Diego Túpac Amaru. Siendo comandante de Cuzco resiste a los ataques del primero y le derrota en varios enfrentamientos importantes. Más tarde, al mando del cuerpo de reserva, participó en la expedición del general José del Valle contra los rebeldes.
En septiembre de 1783 asciende a brigadier y hereda el título de marqués de Avilés. En 1787 es nombrado gobernador del presidio y plaza fuerte del Callao. Permaneció en Perú hasta 1796, un año después de alcanzar el grado de teniente general.



José Fernando de Abascal y Sousa
José Fernando Abascal y Sousa (Oviedo, 3 de junio de 1743 - Madrid, España, 31 de julio de 1821), noble, militar y político español, trigésimo quinto virrey del Perú (1806-1816) y primer y único Marqués de la Concordia Española del Perú.
En 1796, tomó parte en la defensa de La Habana frente a los ingleses. Tres años después, fue nombrado comandante general e intendente de Nueva Galicia (en el actual México), y, en 1804, virrey del Río de la Plata. No llegó a tomar posesión del cargo, ya que fue nombrado virrey del Perú en el mismo año, cargo que no desempeñó hasta 1806, debido a que en su viaje a Lima fue apresado por los ingleses.
Gobernante enérgico, creó numerosas escuelas-taller e inauguró la primera Escuela de Medicina de América, dotada de los mismos adelantos que sus homólogas europeas. Con el pintor José del Pozo creó la Real Escuela de Pintura de Lima. Aprovechando la confusión política reinante en España, se adelantó a las Cortes de Cádiz y abolió la Inquisición en su virreinato.
Al estallar la revolución de Buenos Aires (25 de mayo de 1810), incorporó al virreinato del Perú las provincias de Córdoba, Potosí, La Paz y Charcas. Se distinguió por su lucha contra los movimientos independentistas: ocupó el Alto Perú y, tras sofocar la insurrección en Chile (1814) y el levantamiento de Quito, reincorporó la capitanía y esta audiencia al Virreinato del Perú. En 1816, fue relevado de su cargo voluntariamente y sustituido por el general Joaquín de la Pezuela. De regreso a España, fue ascendido a capitán general.


Joaquín de la Pezuela
(Dinastía: Borbón)
Joaquín de la Pezuela Griñán y Sánchez Muñoz de Velasco (Naval, 1761 - Madrid, 1830) fue noble, militar y político español, marqués de Viluma y trigésimo sexto virrey del Perú (7 de julio de 1816 - 29 de enero de 1821)
De familia hidalga oriunda de Santander, combatió en el sitio de Gibraltar y años más tarde contra Francia en Guipúzcoa y Navarra (1793-1794), pasando en 1805, a América como jefe del Ejército del Alto Perú. Combatió en Sudamérica a los independentistas o patriotas, derrotando a Belgrano en 1813 en Vilcapugio y Ayohuma. En 1814, intenta sin éxito tomar el norte de la actual Argentina, ocupada por Güemes. En 1815, vence en la Batalla de Sipe-Sipe (Viluma) por lo que recibe en 1816, el título de Marqués de Viluma. Ese mismo año es nombrado Virrey del Perú, ocupando el cargo hasta que es derrocado por el pronunciamiento de los jefes realistas de Aznapuquio. Le sustituye en el cargo su lugarteniente, el mariscal José de la Serna e Hinojosa, en 1821.
Vuelve a España en 1825, donde se le nombra capitán general de Castilla la Nueva. Fallece en Madrid en 1830.




Jose de La Serna

(Jerez de la Frontera, España, 1770-Cadiz, 1832) Militar y administrador colonial español. Cursó la carrera militar y desempeñó un destacado papel en la guerra de Independencia española.
Su actuación contra los franceses le valió el ascenso a teniente general, y en 1815 fue destinado a las colonias americanas como general en jefe del ejército del Alto Perú. Este territorio se había convertido, gracias a la actuación del virrey Abascal, en un reducto realista casi inexpugnable durante todo el período de las guerras emancipadoras americanas. Abascal ocupó militarmente el Alto Perú, sofocó la insurrección de Chile e incrementó su virreinato con la audiencia de Quito.
En 1816, el ejército de De La Serna conquistó Salta, pero abandonó este territorio al recibir noticias de la caída de Chile, después de que el ejército mandado por el general San Martín cruzara la cordillera de los Andes desde las Provincias Unidas del Río de la Plata. En 1821, a raíz del pronunciamiento militar de Aznapuquio que culminó con la destitución del virrey Pezuela, José de la Serna fue designado virrey del Perú, título que más tarde fue confirmado oficialmente.
Un año antes, José de San Martín, tras desembarcar en Paracas, se había dirigido al norte y proclamado la independencia peruana en Ica. Constituyó también un primer Reglamento Provisional, pero De la Serna no aceptó la independencia del país y se enfrentó a las fuerzas del general argentino. Sin embargo, en 1821 llegó a un pacto con él que no dio ningún resultado. Meses más tarde, Lima fue ocupada por los independentistas y San Martín se proclamó protector.



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1 comentario:

Jhunnyo dijo...

muy bien sigan progresando :D